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Hello,
Has cargado una foto que incumple nuestras Condiciones de uso, por lo que ha sido eliminada. En Facebook no estén permitidas las fotos que atacan a un individuo o un colectivo, o bien que muestran desnudos, consumo de drogas, violencia o cualquier otro elemento que incumple nuestras Condiciones de uso. El objetivo de estas políticas es garantizar que Facebook sea un entorno seguro y de confianza para todos los usuarios, incluidos los muchos menores de edad que lo usan.”
No te extrañes sin un día de éstos un aviso como el anterior aparece en tu perfil de Facebook, pues cada día son más los usuarios quienes los reciben. En los últimos meses, las denuncias por parte de grupos ecologistas, periodistas, escritores, artistas, organizaciones políticas, católicas y hasta gobernadores de Estados Unidos han visto cómo la red social limita sus contenidos y hasta bloquea sus perfiles.
Hace apenas unos días, Facebook censuró la imagen del torso tatuado de una mujer que había sido sometida a una mastectomía en ambos pechos debido a un cáncer. El tatuaje, formado por dibujos de flores, asemeja un corpiño o una camiseta corta. Sin embargo, para la red social la imagen atentaba contra su política de desnudos.
Si la fotografía molestó a la empresa de Zuckerberg, la medida fue contraproducente, pues pocas horas después 178 mil personas habían compartido la imagen, 216 mil habían señalado “me gusta” y podían leerse 26.000 comentarios al respecto.
En contraste, Facebook se negó durante 21 días a retirar unas viñetas donde se explicaba cómo lapidar a una persona hasta la muerte, pese a haber recibido numerosas quejas de usuarios. La red social arguyó que dichas viñetas, publicadas en un grupo abierto llamadoNo al gobierno de laicos y liberales en Egipto, con 25.968 seguidores, no contravenían sus normas sobre violencia. Finalmente, el pasado 14 de marzo terminó eliminándolas; pero no por la razón que tú y yo hubiéramos imaginado, sino porque infringían la norma de propiedad intelectual, pues habían sido publicadas en 2010 por el diario canadiense The National Post.
También en días pasados, Facebook censuró un desnudo, obra de la fotógrafa francesa Laure Albin Guillot, y bloqueó la cuenta del museo que compartió la imagen. Debido a las quejas se restituyó la cuenta y el desnudo volvió a publicarse. En esta ocasión, la red social dijo que era difícil distinguir entre pornografía y arte.
La fotografía de un niño muy contento sosteniendo un enorme rifle no llamó la atención de ningún censor de la red social. Sin embargo, la fotografía causó tal revuelo entre los usuarios que la policía y los servicios sociales de Nueva Jersey fueron hasta la casa del menor para investigar la situación.
Supuestamente, es con base en la denuncia de otro usuario que Facebook elimina una cuenta o un contenido. Podría citar muchos más casos, pero creo que estos son suficientes para mostrar que en el reino de Facebook y Mark Zuckerberg las decisiones se toman de forma por demás caprichosa.
Primero, la ambigüedad de los estatutos deja espacio para que situaciones polémicas se diriman bajo interpretaciones sumamente subjetivas. Por ejemplo: “También marcamos límites a la exhibición de desnudos.” ¿Cómo cuáles?, cabría preguntarse. Además, los censores en Facebook son en realidad personas subcontratadas por empresas externas a la red social, quienes tras un breve entrenamiento, reciben un dólar por monitorear durante cuatro horas los contenidos de la red social. Ante semejantes condiciones de empleo, no se les puede pedir gran criterio.
Por si quedan dudas de cómo funciona la censura en Facebook, las dos últimas frases de las “Condiciones de uso” resultan contundentes:
“Nos reservamos el derecho de rechazar o eliminar páginas por cualquier motivo. Estas condiciones son susceptibles de sufrir cambios en cualquier momento.”
Y así, ni hablar, pues no hay ni de dónde agarrarse.