Monday, 20 de May de 2024

Opinión y fundamento

Miércoles, 03 Abril 2013 22:08
Matego C´mon

Tras la Libertad de Expresión

Por :
  • Imprimir
  • Email

Columnas Anteriores

Mucho ya se ha hablado sobre los Derechos que como seres humanos y ciudadanos dentro de un Estado-Nación nos correspondería ejercer y cuidar, y al mismo tiempo, a dicho Estado le correspondería la tarea de velar y respetar. Y es que, como ciudadanos, nos corresponden un número considerable de obligaciones por cumplir para que el “balance” entre la sana convivencia (Estado-ciudadanía/ciudadanía-ciudadanía) y el bienestar social se cumpla.  

Sin embargo, la controversia existente entre las Responsabilidades del Estado y las Obligaciones Civiles, han caído en un juego de Culpabilidad Ajena y a la vez incomprendida, es decir, ahora parece ser que no se distingue entre lo que nos corresponde como ciudadanía respaldar, ejercer y cuidar (como el voto por ejemplo, la educación, la ecología, la participación política e incluyente en la toma de decisiones, la libertad de expresión etc.)  y lo que le corresponde al Estado, como tarea primordial, subsanar y cumplir en base a  los intereses reales de la ciudadanía.

Temas como la Libertad de Expresión, están marcando una nueva era en la visión y conceptualización que se tenían sobre los Derechos, Obligaciones y Responsabilidades que recaen en la ciudadanía y en el Estado, ya que la transformación de las  Garantías Individuales a Derechos Humanos, como la Libertad de Expresión, no simplemente atiende una simple reestructuración conceptual, sino que, conlleva una reestructuración en la aplicación, respeto, y obligatoriedad e inclusive en el peso que representa cuando se lleva a cabo un proceso judicial en contra o a favor de estos. Veamos.

La libertad de expresión como derecho por encima de otros, conlleva de igual forma una responsabilidad muy alta: No es una entre otras libertades, sino el fundamento de todo el orden. Francisco J. Laporta.

El debate de la Libertad de Expresión así como las reformas a la ley que en México se establecen para el “respaldo de la misma” han dejado una severa paradoja entre ejercer el derecho y ser sancionado por el mismo. Dicha reforma al artículo sexto constitucional de nuestra carta magna establece que:

…la manifestación de ideas no será motivo de inquisición judicial o administrativa, sino en el caso que ataque a la moral, porque un delito o ataque el derecho de terceros, así como que provoque un desorden público…

¿Qué nos quiere decir esto?

La manifestación de ideas queda supeditada a una subjetividad que corre el riesgo de caer en lo ridículo si no se establece estrictamente ¿qué significa para las autoridades “atacar a la moral” o “atacar el derecho de terceros” o “provocar el desorden público”, ejemplo de esto fue cuando el Gobernador Rafael Moreno Valle pretendía demandar por faltas al honor y el desprestigio a su persona sobre aquellos periodistas que escribieron “críticas” sobre las diferentes actuaciones y decisiones que el Gobernador ha destacado y representado dentro de su mandato.

Considerado que estos fueron periodistas y que su trabajo en estricto sentido es “informar” así como “generar conciencia y crítica” sobre los fenómenos actuales, pienso que éstos no incurrieron en ninguna falta y que simplemente publicaron una versión de tantas, que se tiene sobre la realidad que aqueja a la capital poblana.

Y es que es/son ridículo/ridículas dichas acusaciones contra quienes su trabajo corresponde generar este tipo de “reflexiones”. De igual forma no podemos negar la existencia de periodistas y periódicos sumamente amarillistas, morbosos y que desvirtúan el significado de la libertad de expresión, abusando del mismo derecho, desinformando y reproduciendo dinámicas de un consumismo sin sentido sobre datos poco relevantes y una “curiosidad” provocada por el simple hecho de vender “una nota”.

En base a esto, pienso que una delimitación en los alcances de la libertad de expresión se deberían esclarecer y no dejar a la interpretación como anteriormente ha sucedido, es decir, la libertad de expresión no es un simple producto para consumir y desmeritar por el simple hecho de hacer pública una idea, de hecho, el uso de nuestros derechos no significa hacer de ellos las veces de monedas intercambiables o usarlos a conveniencia; la responsabilidad y las obligaciones que tenemos al hacer uso de nuestros derecho nos corresponde primeramente considerar antes de poder ejercerlo adecuadamente.

No únicamente hay que prestar atención en lo que está prohibido y penado al hacer uso, por ejemplo, de la Libertad de Expresión, sino realmente esclarecer en dónde comienza dicha libertad y en dónde termina, cuándo se ha ejercido correctamente y cuándo se usa a conveniencia.

Por ello, también es preciso que los medios de comunicación, por ejemplo, replanteen el concepto que tienen sobre la libertad de expresión, ya que considero existe un abuso bastante sutil que se disfraza entre esta línea de la no delimitación en los alcances y atribuciones sobre este derecho haciendo del mismo un mero instrumento que desgastan con la publicación y promoción de información tendenciosa, poco objetiva y sumamente comercial.

Y finalmente corresponderá a la ciudadanía el cuidado y la responsabilidad en el uso de la Libertad de Expresión debido a que, incurrir en las faltas que podría conllevar el uso de la misma, tiende a caer en lo subjetivo debido a que la interpretación de las Autoridades en materia de abuso y mal uso de este derecho se puede tergiversar, como ya ha sucedido antes, a capricho y conveniencia de quienes detentan el poder. Básicamente me refiero al punto relacionado con “el desorden público” ya que, a mi punto de vista, toda manifestación y movilización social en las calles, por cualquier detalle que se exponga, será propensa a ser acusada por violentar el orden y no existirá criterio alguno en el uso de la fuerza para “evitar el desorden público”.

Nos tocará ser muy cautelosos en el uso de la Libertad de Expresión de ahora en adelante. Por un lado es importante reflexionar y responsabilizarnos por el uso de la misma aunque por otro lado ¿cuál será entonces la reflexión y responsabilidad real del Estado Mexicano sobre derechos como la Libertad de Expresión?, ¿solo será un ente sancionador o también tomará la parte del cuidado y respaldo hacia los mismos?, ¿existirá realmente o en algún momento “ese balance” que comenté al inicio de este escrito?