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Lo que viene siendo Puebla

Domingo, 24 Febrero 2013 23:27
Alejandro Sotelo

Pornografía en el Cine Colonial

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"El asesinato es un crimen,

la descripción de un asesinato no lo es;

y si el sexo no es un crimen,

entonces ¿por qué la descripción del sexo sí lo es?"

Gerson Legman

 

El Cine

El Reforma, el Guerrero y el Colonial formaban la “cadena de Oro” de los cines en Puebla a mediados del siglo pasado. El Cine Colonial fue fundado el 2 de agosto de 1941 ante la presencia de diferentes personalidades del espectáculo y de la vida social poblana de aquel entonces, entre ellas el arzobispo, el presidente municipal y la actriz argentina Esperanza Iris. Los tres cines se consideraban familiares y los espacios de reunión por excelencia para todas las generaciones poblanas.

 

Las películas que se proyectaban en los primeros años del Colonial eran de diversas temáticas: históricas, religiosas, cómicas o dramáticas,producciones mexicanas y extranjeras. Cabe destacar que muchas personas en ese entonces no tenían televisión en casa, así que en los cines se proyectaban eventos como corridas de toros, eventos deportivos y noticias sobre las olimpiadas o de los campeonatos de futbol. Durante tres décadas, el Colonial estuvo de apogeo y se convirtió en uno de los espacios metropolitanos más importantes de Puebla. En la etapa familiar del Cine Colonial, las funciones de matinée eran las más concurridas y era común encontrar familias de hasta 15 integrantes, incluyendo madre, padre, abuelos y otros tantos 11 niños de diversas edades, hasta recién nacidos. También se podían ver jóvenes en parejas de novios, grupos de amigos o estudiantes que se habían ido de pinta. Se veían también a ancianos, hombres, mujeres, policías, globeros, boleros, vendedores de refrescos o de cacahuates, organilleros y hasta perros. Se podían escuchar mentadas, rechiflas, gritos, llantos de bebés, risas y gritos de niños jugando, groserías, albures, gente comiendo, y si la situación lo ameritaba, hasta ladridos.

 

Para la década de los años 80’s, la producción y consumo masivo de televisiones y videocaseteras, las disminuciones presupuestales a la industrianacional cinematográfica y la presencia de grandes consorcios como Organización Ramírez, provocaron que diferentes productoras y distribuidoras cambiaran sus giros y proyectaran películas con la intención de despertar interés para no perder la asistencia del público. En el caso del Colonial, se cambió la administración y comenzaron a proyectar producciones mexicanas denominadas como películas de Ficheras, en las cuales se hacía un retrato de la vida popular y urbana en México, tocando temas como la vida en vecindad, la pobreza, el ingenio de los mexicanos con respecto al futbol soccer, el albur, el alcohol, la sexualidad ejercida de manera abierta, etc. A diferencia de las primeras películas que se proyectaban en el Cine Colonial, que eran consideradas como "familiares", a las proyecciones de las de ficheras asistieron cada vez más hombres y mujeres solas de diferentes contextos urbanos. En esta etapa del cine, las representaciones tienen que ver con respecto al cine como espacio en el que se va con los amigos a echar desmadre, a cabulear, a silbar y gritar albures inspirados por las temáticas de las películas, las cuales presentan a personas que viven, cabulean y piensan como los asistentes.

 

En los noventa, y con la nueva administración, el Cine Colonial junto con otros cines de la ciudad de Puebla (el cine Amalucan o los cines de la C.A.P.U.), comenzaron a proyectar películas pornográficas con distribuidoras dedicadas exclusivamente a este giro. Es también cuando se establecen las normas y las prohibiciones del cine: no se permitía la entrada a mujeres solas, estudiantes uniformados y a personas ebrias o bajo el influjo de drogas; la planta baja para clientes normales y planta alta para parejas. En la etapa del Colonial como "cine pornográfico" una de las prácticas recurrentes era aquella en que los sujetos que quieren tener una interacción sexual con otros usuarios declaraban esta intención caminando en círculos alrededor de las butacas en la planta baja del cine. Esto implicaba un ofrecimiento del cuerpo al mostrarse ante los posibles clientes o compañeros sexuales, si así lo desean estos. En el momento en el que un usuario elige a uno de los paseantes, existe una serie de negociaciones que se dan a través del juego de miradas y de actitudes corporales, de tal manera que el sujeto que da vueltas se sienta dos o tres lugares cerca de quien estuvo participando en este juego de miradas, a continuación se acerca hasta estar próximo a él y comienzan las negociaciones: existe la posibilidad de que en seguida ambos se dirijan a la planta alta a tener un encuentro sexual, que el paseante le ofrezca los servicios de un tercero (un joven o una prostituta para llevar a la planta alta, o sus propios servicios o un encuentro sexual con él mismo en un sitio externo al Cine Colonial).

 

El Porno

La pornografía debe entenderse como un fenómeno social que depende totalmente de un contexto específico, es decir, que lo que en un lugar va a ser considerado pornográfico, en otro lugar va a pertenecer a la cotidianeidad por dar un ejemplo. Independientemente del discurso hegemónico, lo pornográfico existe no sólo en la comercialización de imágenes o sonidos que representen actos sexuales explícitos, y esto va a ser definido por las concepciones socioculturales de los individuos, sino que implica una actitud y una experiencia sexual que puede trasladarse a muchas situaciones. La pornografía se opone a las estructuras sociales que delimitan lo moral o lo“correcto”. A pesar de la legalidad y la censura, la pornografía busca la negación de lo “políticamente correcto” mostrando sexualidades que escapan de lo “normal”, y que hasta cierto punto caen en el extremo opuesto de lo moral. De tal manera que la pornografía abarca un mercado existente, importante, pero negado dentro de las visiones conservadoras y ubicadas en diferentes aspectos de la vida en sociedad, como lo sería la industria, la religión, la economía o la familia.

 

La pornografía es una expresión de la sexualidad humana, que se refleja en distintas formas, tamaños y gustos y que sirve de proyección y al mismo tiempo de vivencia sexual que integra muchas perspectivas y satisfactores, de ahí que su definición estará perneada por las concepciones de los sujetos que la observen. De acuerdo a los planteamientos del sociólogo J. B. Thompson, la pornografía puede entenderse como una industria cultural, es decir, podemos como un medio de reproducción ideológica, como un mecanismo que difunde valores y creencias colectivas y mantiene, al mismo tiempo las relaciones sociales existentes, creando formas simbólicas/culturales. Las formas simbólicas se producen, transmiten y reciben en contextos históricamente específicos, como podría ser el modelo estético de los cuerpos que aparecen en las películas, las posiciones sexuales, los discursos que han de acompañar el ejercicio de la sexualidad, entre otras; estos contextos se encuentran a su vez, socialmente estructurados y están caracterizados por instituciones de varios tipos. Las formas simbólicas están localizadas en un tiempo y un espacio determinados, pero su transmisión puede llegar a contextos particulares que se encuentran alejados de ese espacio y ese tiempo; es decir, muchas de estas formas simbólicas son consumidas por personas de otra clase social diferente a la que iba dirigida originalmente, por lo que para esa clase social se convierten en nuevos modelos a seguir y el otro grupo social crea nuevas formas para continuar y perpetuar con esa diferenciación.

 

En la siguiente entrega se abordará la noción de pornografía como industria cultural que genera sentidos sobre la práctica y sentido sobre el ejercicio de la sexualidad en relación con diversos ámbitos de la vida social. Provisionalmente, cierro esta entrega con una nostalgia por aquel Cine Colonial que ahora es un testigo de la ciudad y que por tanto tiempo fue un actor principal.

 

Referencias:

Thompson, J. (1998) Los media y la modernidad. Una teoría de los medios de comunicación. Buenos Aires. Paidós

Wolfson, I. (2006). Dos cines en la vida de Puebla del Siglo XX. Puebla. Gobierno del Estado de Puebla

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