Sunday, 19 de May de 2024

Lo que viene siendo Puebla

Miércoles, 23 Mayo 2012 23:00
Alejandro Sotelo

Lo que viene siendo Puebla

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 De cómo se privatiza el espacio ::

 

El pasado martes 22 de mayo, fue lanzada con éxito una cápsula espacial no tripulada, propiedad de la empresa estadounidense SpaceX, con el objetivo de llevar provisiones a la Estación Espacial Internacional (ISS). Elon Musk, multimillonario, dueño de esta empresa comentó en una rueda de prensa que “nos encontramos con el amanecer de una nueva era de exploración espacial, en el cual las empresas comerciales juegan un papel mucho mayor” (latercera.com, 2012). Se sabe que SpaceX tiene un contrato de aproximadamente 1.600 millones de dólares con la NASA para abastecer a la Estación Espacial Internacional en los próximos años. Otras empresas, como Orbital Sciences, prevén próximos lanzamientos espaciales con miras a transportar seres humanos en vuelos espaciales para 2015.
¿Nos encontramos ante el advenimiento de la privatización del espacio exterior? Pensemos en que en unos años, cuando existan vuelos comerciales al espacio, el único puente posible para ver las estrellas de cerquita será una empresa privada; sin embargo, el fenómeno de la privatización de lo que se supone nos pertenece a tod@s, no es nuevo.
En primer lugar, hay que considerar que el espacio público es uno de los elementos constituyentes de la vida cívica de un país: no existe instancia más democrática que el espacio público. Las calles, parques, plazas, avenidas, puentes, zócalos, áreas verdes y demás instancias de uso y reconocimiento público son condensadores de la vida social, de la diversidad y la participación ciudadana. En pocas palabras, el espacio público es de tod@s y al mismo tiempo no es de nadie, su uso y apropiación depende de la acción colectiva, del caminar la ciudad.
Desde hace ya unos bastantitos años se viene dando un proceso de privatización y semiprivatización de los espacios, esto se ve reflejado en el cercado de parques, en la intromisión de comercios en espacios del tránsito público, en la delimitación arbitraria y sesgada de los accesos peatonales. Por ejemplo, la invasión del espacio peatonal en los portales del Zócalo o el cercado de la zona de Los Fuertes, la delimitación de cajones de estacionamiento, apropiación arbitraria de árboles o áreas verdes; en fin, todo aquel intento de delimitar un espacio, atentando contra el uso y práctica de la ciudadanía.
Pero existen otras maneras de privatizar los espacios. Una de estas es la privatización del espacio virtual, con el caso de Megaupload nos enfrentamos al uso condicionado del Internet a partir de los beneficios e intereses de un grupo particular, es decir, cuando una instancia privada se adjudica derechos y condiciones sobre un bien común. Pero, ¿cómo afecta la privatización de los espacios a la vida colectiva? El impacto podría medirse en función del nivel de identidad reconocimiento que uno o varios sectores de la sociedad civil tienen hacia un espacio y cómo se ven estos afectados a partir de su privatización. Privatizar un espacio público es alterar el ámbito de colectividad, sociabilidad y diversidad cultural que ofrecen los espacios per se.
Gracias a Emiliano Zapata se ha adoptado de manera convencional la frase que hace alusión al derecho a la tierra: “la tierra es de quien la trabaja”. En términos de la democratización de los espacios, es posible afirmar que “la calle es de quien la camina”; como sociedad civil, permitir la constante privatización de los espacios públicos, es ceder ante las dinámicas impuestas por los procesos comerciales; es permitir un atentado en contra del bien común, en contra de aquello que nos pertenece, en contra de aquello que debe ser respetado y defendido por tod@s.
Una manera de ejercer la ciudadanía es haciendo uso de los espacios públicos: estar en la plaza, sentarse en el Zócalo, caminar por la calle, ir a un parque son expresiones de la sociabilidad urbana, de la democratización de la ciudad. Hagamos uso de las calles, retomémosla, hagamos historia en ellas, dejemos testimonio de su uso, que el caminar la calle sea un ejercicio patrimonial… o esperemos a que nos cobren por ver las estrellas.

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