Monday, 20 de May de 2024

Cultura para mortales

Martes, 25 Febrero 2014 00:56
Sarah Banderas

Magia en nuestros pueblos: Zacatlán y Mineral del Monte

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Pocas cosas son tan fascinantes como sentirse perdido entre la neblina; caminar a la expectativa de lo que salga al encuentro; respirar la bruma que se cuela entre los dedos, el cabello o la boca. Así se sienten Zacatlán y Mineral del Monte, pueblos mágicos de México.

Zacatlán de las Manzanas, enclavado en la Sierra Madre Oriental en Puebla es famoso por la producción de manzanas y sus derivados como refrescos y sidras. Sin embargo, además de sus hermosos sitios naturales, lo más espectacular es la recepción, a la entrada del pueblo, de la Barranca de los Jilgueros, que conserva su verdor en cualquier época del año.

De la cima de la montaña nos trasladamos a las entrañas de la tierra, al primer pueblo mágico decretado en nuestro país: Real del Monte o Mineral del Monte en el estado de Hidalgo. Pueblo minero por excelencia con una gran historia y que gracias a su riqueza escondida surgió durante la colonia, el hombre más rico del mundo (parece que desde entonces tenemos la costumbre de albergar al más rico).

Zacatlán de las Manzanas

El recién remodelado Paseo de la Barranca (de los Jilgueros) permite al visitante caminar por la orilla de la barranca y disfrutar el paisaje desde distintos ángulos. Si uno se coloca en el ángulo preciso -y muy de mañana para evitar la niebla-, puede admirar apenas las caídas de agua de la cascada “Tres Marías”, como si fueran dos manchas blancas trazadas con un pincel sobre el lienzo verde.

El Paseo consta de dos pisos. En el superior se encuentran bancas y los clásicos miradores, y el inferior le permite al peatón cubrirse de los rayos del sol o de las lluvias que son muy frecuentes.

Después de contemplar detenidamente esta majestuosidad natural, uno puede ingresar al museo del reloj que conserva la memoria de la primera fábrica de relojes establecida en América Latina. Los relojes florales del zócalo son parte de esa memoria.

Y para continuar disfrutando de las maravillas naturales, a media hora se encuentra el Valle de las Piedras Encimadas con sus múltiples esculturas de roca; la cascada de Quetzalapa–convertida en parque ecoturístico- con un descenso de más de 300 escalones para admirar la caída de agua de 200 metros; y la cascada de San Pedro, aun virgen para los curiosos. 

Y ya que andamos en esas, a diez minutos, en el también pueblo mágico de Chignahuapan se encuentra la virgen más grande del mundo, la Inmaculada Concepción, con sus doce metros de altura. Aproveche para adquirir las típicas esferas que ahí se fabrican.

Mineral del Monte

Cuentan los guías turísticos que es el municipio más alto a nivel nacional, con sus más de 2,600 metros sobre el nivel del mar.

Pero además de ser el más alto y el primero en obtener el reconocimiento de pueblo mágico, entre sus logros históricos se encuentra ser el primero con antecedentes de una huelga y el primero donde se jugó un partido un fútbol, disputado entre trabajadores mexicanos e ingleses. Sin embargo, lo más fascinante es que debajo del pueblo reposaba una de las riquezas minerales más grandes de toda la Nueva España.

Gracias a ella se edificó todo un mundo de túneles subterráneos conectados entre sí para facilitar el trabajo en las minas. Este camino desemboca hasta Pachuca, la capital del estado. De esta manera, si ocurría un accidente en alguna de las minas, los trabajadores eran trasladados hasta la salida de otra, de forma segura.

La historia de la minería es escalofriante por las pésimas condiciones que siempre han padecido los mineros. Y quien mejor para contarla que uno de ellos, un antiguo trabajador cuyo nuevo empleo consiste en ofrecer un recorrido a la mina de Acosta.

Uno se imagina paseando en un carrito estilo Indiana Jones, pero la ruta sólo abarca un par de kilómetros a pie en línea recta, sin incluir un ansiado descenso de más de 450 metros de profundidad en los elevadores llamados “calesa”, aunque ello implique el riesgo de que la cuerda se rompa en caída libre, como sucedió en uno de los accidentes más catastróficos.

Con esas profundidades era imposible salir a la superficie a realizar las necesidades fisiológicas, por ello el baño portátil consistía en un banco con un agujero en el asiento y debajo una cubeta –denominada cuba-, sin la mínima privacidad. El cubero era el encargado de recoger los susodichos recipientes y vaciarlos, y debía calcular qué tan llenos estaban para evitar derramarlos, de ahí la expresión “a ojo de buen cubero”.

Al ir andando, uno se estremece cuando la obscuridad lo envuelve todo. El frío se cuela entre la ropa y el olor a humedad y piedra alertan la respiración. Quizás ronda el espíritu de la tierra.

Entonces…

Muy recomendables para escaparse un fin de semana. Zacatlán ofrece más opciones ecoturísticas y Mineral del Monte más culturales. En cuestión gastronómica prefiero el refresco de botella de vidrio “Deli” que el de plástico “Zacatlán”, y los tlacoyos mineros en vez de los pastes…

…By the way

En México tenemos 83 pueblos mágicos.

Michoacán es el estado que más tiene con ocho.

Puebla tiene siete e Hidalgo cuatro.

Habrá que idear un plan para visitarlos todos…