Thursday, 25 de April de 2024

Cultura para mortales

Domingo, 27 Julio 2014 21:17
Sarah Banderas

Esperando más de ‘Se levanta el viento’

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Jiro Horikoshi fue un ingeniero aeronáutico japonés que ganó su lugar en la historia del mundo por ser el artífice de los cazas Zero, aviones de combate que provocaron la ira de los Estados Unidos al atacar Pearl Harbor. La realización de su máximo sueño: construir un avión efectivo para fines bélicos, significó la pesadilla de Los Aliados, países que combatieron contra Japón durante la Segunda Guerra Mundial.

Jiro es el protagonista de ‘Se levanta el viento’, la última obra cinematográfica del genio Hayao Miyazaki, quien opta por dejar atrás la inspiración fantástica de su multi premiada El viaje de Chihiro, y otras reconocidos del mismo estilo, para inclinarse por la fórmula convencional de retratar la biografía de un personaje.

El ingeniero aeronáutico es la digna representación de aquello que dicta: “los sueños sólo se alcanzan a base de perseverancia, disciplina y sacrificio”, valores muy propios de la cultura japonesa y que Miyazaki reproduce exitosamente a través de su propia interpretación del personaje.

Sin embargo, no deja de ser desconcertante el hecho de que el director japonés, después de regalarnos cintas extraordinarias repletas de personajes fantásticos, ausentes de moralejas, pero sobre todo, que abren la puerta al espectador a una multiplicidad de interpretaciones por la diversidad de simbolismos que contienen, en su última película –y al decir última me refiero a la conclusión definitiva de su trabajo- optara por el modelo tradicional.

En sus filmes anteriores, Miyazaki construye verdaderos mundos de ficción donde cada criatura tiene un lugar, un papel y una representación precisa, que sumergen al espectador a un universo inexistente que se torna más significativo que el mundo real, en la medida que refleja sus miedos, contradicciones y anhelos.

Sin embargo, en Se levanta el viento el director cambia la fórmula del éxito y sacrifica la esencia de su cine para arrojarnos una película de argumento ordinario, predecible, sin sorpresas ni personajes entrañables, con restricciones a la libre interpretación, llena de moralejas y moralina, impregnada de la historia de Japón.

Y después de mi pesimismo ¿de qué trata la peli?

Jiro es un niño que sueña con ser piloto pero se ve impedido a realizarlo porque carece de buena vista, así que decide convertirse en diseñador aeronáutico. Años después, de camino a la universidad conoce -de manera muy predecible para la trama de la película-, a su futura esposa, Naoko. Cuando se encuentran en su infantil idilio, repentinamente la tierra se sacude. Un mortífero terremoto devasta casi por completo el lugar, separando a los amantes. Aún con dibujos animados, Miyazaki logra transmitir la desesperación y desolación de la gente, recurriendo a imágenes impregnadas de su estilo ilusorio, que se debaten entre la realidad y la ficción.

Es 1923, la peor catástrofe que ha asolado a Japón –incluso mayor que la de 2011-, con 140,000 muertos y desaparecidos.

No quisiera parecer insensible pero ¿en algún momento el terremoto se va a devorar a Jiro para llevarlo hasta la tierra de los aviones guerreros, donde el líder “sin cara” lo obliga a pilotear una nave que se convierte en dragón para recorrer el universo? O ¿quizás una princesa acompañada de lobos emergerá de las profundidades para desatar una guerra contra la humanidad?”

Jiro termina sus estudios e ingresa a una empresa dedicada al diseño y fabricación de aviones: Mitsubishi, que se mantiene de vender sus aeronaves al ejército. Es enviado a Alemania para asegurarse de que el avión que va a adquirir la compañía para convertirlo en un bombardero, cuenta con la última tecnología. Jiro se reencuentra con Naoko. Planean casarse, pero antes, él deberá cumplir con una misión de trabajo.

Es la década de los treinta. Japón sufre una depresión económica que lo sume en la pobreza y en la necesidad de importar tecnología, ya que no es capaz de fabricarla. Planea atacar los Estados Unidos como parte de su estrategia para neutralizarlo y continuar su política expansionista por Asia. Se avecina la Segunda Guerra Mundial. Japón invade Manchuria, una provincia China y se dispone a desatar la Guerra Chino-Japonesa en 1937. Los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia apoyan económicamente a China para hacer frente al conflicto.

Me siento engañada. Trato de encontrar al Miyazaki misterioso, al de las ilusiones arrebatadas, al de los miedos vencidos, al explorador de la naturaleza humana con su fugaz felicidad. Por el contrario, resbalo con el cliché romántico. No veo en Jiro una contradicción humana, un sufrimiento por el sacrificio que implica el amor por trabajo. Él, inmutable, se dirige a su destino volviéndose ciego a las dudas existenciales. Parecería que en la fantasía encontramos más angustia.”

Jiro se reparte entre su amada y un proyecto aeronáutico que le demanda la totalidad de su tiempo. Naoko está gravemente enferma, pero no es razón suficiente para que el joven sacrifique su trabajo. Por fin alcanza su sueño: construir un avión lo suficientemente competitivo para debutar exitosamente en la guerra. Sin embargo es un sueño incompleto porque ha significado sacrificios, pérdidas y  decepciones.

Es 1940. Jiro Horikoshi ha fabricado el caza Mitsubishi A6M Zeke conocido como “Zero”, que un año más tarde atacará la base naval de Pearl Harbor. El 7 de diciembre de 1941, 183 aeronaves, entre ellas 45 cazas Zero atacaron la Flota del Pacífico de Estados Unidos, que provoca su ingreso a la Segunda Guerra Mundial.

Ha sido demasiado realista y un tanto superficial. Nunca encontré un impulso introspectivo, un estímulo reflexivo como solía aparecer repentinamente, en las otras películas. Nada me ha sorprendido.”

“¡El viento se levanta!… ¡Hay que intentar vivir!”

El destino de Jiro Horikoshi, a los ojos de Miyazaki, está determinado por la acción del viento. Primero como niño, el viento era el motor que impulsaba su sueño de ser piloto. Después como ingeniero aeronáutico, fue el elemento decisivo en los diseños y fabricación de aviones. Finalmente como un ser humano, el viento fue el cupido que le trajo a su amor.

Por ello, el director japonés inicia el filme con la cita del último párrafo del poema “El cementerio marino” del escritor francés Paul Valéry: “¡El viento se levanta! ... ¡Hay que intentar vivir!”.

A lo largo de las 24 estrofas que componen “El cementerio marino” se percibe la fatalidad ligado a la presencia del mar. Valéry nos transmite que se siente atrapado por una especie de inercia en su vida; como si tratara de navegar a través del mar, pero éste permaneciera en una exasperante quietud, donde nada cambia.

Uno de sus versos recita “Aquí, llegado, el porvenir es pereza”, reflejo de esa apatía en la  realización de los sueños, donde el ser humano se conforma con sobrevivir.

Sin embargo, las últimas tres estrofas representan su propio llamado a la lucha, a la conquista de sus anhelos: “¡No, no! ... ¡Vamos, de pie! ¡A la era sucesiva!”, como tratando de sacudirse esa pasividad. Y en este canto de lucha, el viento es el elemento que motiva, pues ante su presencia el mar se agita, las olas despiertan, la vida renace: “¡El viento se levanta!... ¡Hay que intentar vivir! […]¡Romped, olas! ¡Romped con aguas exaltadas/Este techo tranquilo donde los foques iban!”.

Valéry demanda al viento y al mar que remueva la calma de su ser, para volverse a sentir vivo. En este sentido, el viento, en Jiro Horikoshi, es el elemento que le da vida a sus sueños, que lo mantiene despierto para seguir en la búsqueda de construir el mejor avión, y en esta metáfora, es el viento quien lo vuelve históricamente inmortal.

…Entonces

Alguien muy atinadamente me dijo que mis expectativas de la película no deben nublar mi percepción de ella, o sease que si yo esperaba ver fantasía, no significa que la película sea mala y además, que el director tiene todo el derecho de cambiar de “giro”… Así que…

Si usted se considera fan de Miyazaki, entonces ya no tendría que darle ninguna recomendación porque seguro ya la vio.

Si usted se considera fan de El viaje de Chihiro entonces no la vea (tome en cuenta que trato de evitarle una brutal decepción).

Si usted se considera fan del anime, véala es una enorme producción.

… By the way

El pasado 13 de julio se cumplieron 50 años de la muerte de Magdalena del Carmen Frida Kahlo Calderón, nuestra famosa pintora mexicana. André Bretón, fundador del surrealismo, calificó su obra como surrealista y ella contestó que sólo intentaba retratar su realidad. Así que todos somos representantes del surrealismo por vivir nuestra realidad…