Saturday, 18 de May de 2024

¡Ay nanita la ranita!

Por Yonadab Cabrera / /

Bien dicen que el miedo no anda en burro y uno que es re miedoso pa´todo, de pronto tiene que sacar fuerzas de flaqueza, tomar aire, armarse de valor y agarrarse los huevos, si no lo haces, te carga la chingada, lo juro. 

Y normalmente quien tiene estos lapsos de valor desmedido es mi muy buena amiga Viridiana Lozano, que sin dudarlo se avienta al ruedo, grita valientemente y se impone ante todo, ante cualquier cosa, ya sea una araña, un ratón, un murciélago, un fantasma, un ovni, un loco microbusero, un taxista iracundo, una madre histérica.

El problema es cuando no está Viridiana Lozano en la oficina ¿Qué hacer en aquellos casos en los que Viri no está en Central cuando más falta hace? Si es la que saca a los facinerosos, a los borrachos, drogadictos, ampones y cualquier persona “Non grata para la sociedad”.

Hace unos meses un facineroso se metió a la redacción de Central, todos nos quedamos inmóviles, no sabíamos qué hacer, ni qué decía, solo una valiente, una valiente entre 10 personas supo lo que tenía que hacer, a pesar de que el señor vagabundo venía en son de paz, levantando la bandera blanca y muy fumado.

Pero ella muy visionaria tuvo temor por todos nosotros y muy a su estilo característico gritó: “¿Qué quiere? Aquí no vendemos, haga el favor de irse… Váyase, sálgase, no lo quiero veeeeer”, dijo todas esas frases en voz tan alta que hasta cimbró las paredes de la oficina sin darle la oportunidad de hablar, creo que solo quería un pan o unas monedas

Yo en mi papel de Viridiana 

Y hace dos semanas pasó algo similar, pero en esta ocasión no estaba Viri para defendernos. Solo estábamos la amiga Lau, la amiga Beibo alias Iris, el muy valiente amigo Randolph y yo.

Era un día muy bonito —como todos los días en Central…— el sol brillaba, la gente paseaba por Plaza del Sol Finanzas, los niños comían helado, los chacales se lucían frente a la oficina. Todo transcurría con normalidad, pero con una intensa nube negra, llegó otro vagabundo muy drogado y alterado. 

Se paró frente al amigo Randolph, quien es un jovencito muy risueño y chistoso de 20 años con un gran futuro. Sin embargo, al ver al vagabundo le dio la garroterasiu, siu, siu, siu (onomatopeya de garrotera) y así poco a poco perdió el movimiento en la cabeza, seguido de los brazos, las piernas, las manos y hasta los ojos.

Laura e Iris solo se le quedaron viendo, mientras el tipo agarraba unos periódicos y gritaba improperios. Solo recuerdo que olía muy feo, tenía los ojos demasiado rojos y estaba violento. Pensé mil cosas Tal vez trae una navaja, una pistola, un matamoscas, un escuadrón de pulgas o cucarachas para atacarnos… Rayos y ahora… ¿Qué haría miss Viri en estos casos? 

Fue cuando se me iluminó el cerebro y una idea genial poco pensada me vino a la mente y con gran instinto de supervivencia actué justamente como actuaría Viri en estos casos:

—¿Qué quieeeeeere? ¡Lárgueeeeeese! ¡Aquí no hay! ¡Aquí no vendemos! ¡Vaaaayase! Vaaaaaaaayase! ¡Ya! ¡Yaaaaaa! ¡Qué yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!— me puse muy loco y grité y grité y grité hasta que se me acabo el aire, parecía de esas gallinas que acaban de poner un huevo y daba de vueltas de un lado a otro, veía a todos lados, aleteaba, no me podía controlar.

Y con voz muy tranquila el facineroso me respondió —Cálmate, ya me voy— ese muchacho respondió muy racional, con sus cinco sentidos trabajando y civilizadamente se fue, mientras yo, yo seguía dando de vueltas como pollito en fuga.

Así es como funcionó la técnica empleada por mi amiga @Viriloz.

Moraleja: Si tienen una amiga Viri valórenla, no saben cuándo se presente la ocasión para correr a un vagabundo.

¡Claro, chinguen al guapo!

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