Ya lo dice la Biblia “Vendrán cosas peores”, pues no sé ustedes pero yo que recuerde jamás antes en la historia de la ciudad de Puebla regidores y secretarios municipales habían sido amenazados por la delincuencia organizada.
La semana pasada se desató un escándalo que a su vez desató otro escándalo, pues funcionarios municipales y regidores entraron en pánico y paranoia cuando alguien filtró a los medios de comunicación la grabación de una llamada que una funcionaria de primer nivel recibió, se trataba de una amenaza presuntamente por parte del Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
De inmediato todos entraron en pánico y con justa razón, pues podía haber represalias en contra de ellos por dar a conocer dicha situación. Y más allá de eso, me cuentan que tanto secretarios como regidores están espantados, algunos de ellos han considerado presentar su renuncia o separarse de su cargo ante el miedo que sienten.
Y es que ya son varios los amenazados y extorsionados, algunos funcionarios incluso han hecho depósitos de dinero a fin de evitar que les hagan algo, que los molesten, baleen, o haya represalias contra sus familiares, mientras que otros tienen listas sus cartas de renuncias.
El problema radica en que nunca antes se había visto una situación de esta naturaleza en el estado y la ciudad de Puebla, donde funcionarios de primer nivel hayan sido amenazados por la delincuencia organizada. Todos ellos están con los pelos de punta y no es para menos.
Ojalá ustedes recuerden si alguna vez había pasado algo similar, solo por cultura general y para generar más caos, pero a bote pronto no recuerdo nada así y de las personas y compañeros periodistas que he consultado, tampoco recuerdan una situación similar.
Pero imagínense, si ellos que tienen acceso a la toma de decisiones, que de cierta forma podrían estar blindados tienen miedo, los ciudadanos comunes que nos podemos esperar. Lo que está sucediendo a estos funcionarios y regidores es solo un reflejo de lo que vivimos los ciudadanos en las calles, en el transporte público y en nuestros hogares.
No importa si vivimos en la ciudad de Puebla, en Zacatlán, Huauchinango, Veracruz, Guerrero, Tamaulipas, en general la inseguridad y la delincuencia se han apropiado de nuestra paz, nuestra tranquilidad y nuestra libertad. En estas llamadas de amenaza que han recibido regidores y secretarios del gobierno municipal de Puebla hasta les han dado santo y seña de sus familiares.