02 de Mayo del 2024

Dime qué presumes en redes y te diré de qué careces...

Por Betzabé Vancini / /

Tú, yo y el Ello...

Así es, lo que antes aplicaba únicamente para aquellos “sueltos de boca” se ha actualizado y tiene ahora su versión virtual. Los perfiles en redes sociales se han vuelto un escaparate en el que la gente exhibe su vida, o lo que cree que es su vida, sin embargo, la mayoría de las veces es pura fantasía. 

Por ahí de 2016 varias universidades estadounidenses se enfocaron en hacer un estudio sobre lo que las parejas publicaban en redes sociales y lo comparaban con la vida cotidiana de estas parejas fuera de sus perfiles. El resultado de estos estudios que iban desde encuestas simples hasta entrevistas a profundidad con las parejas, fue que entre más hacían publicaciones amorosas en las redes, MENOS FELICES SE SENTÍAN EN LA RELACIÓN. Una forma de interpretar esta información es que, cuando las personas sienten que el vínculo amoroso se está disolviendo o hay incertidumbre sobre el futuro de la relación, las publicaciones son una manera de “afianzar” el compromiso, al menos en el imaginario. 

Podríamos decir que toda esta tendencia de cambiar el estatus de relación en Facebook o de subir fotografías con la pareja es la forma moderna del “fake it ‘till you make it”, una terrible manifestación de la psicología ‘light’ que supone que si nos repetimos muchas veces una misma idea, -aunque sea mentira- vamos a acabar creyéndola. Y bueno, es una de las estrategias también en el coaching de estilo de vida: “imagínate el éxito, imagínate la seguridad en ti mismo, imagínate la relación que deseas hasta que lo obtengas”. Bueno, no quiero lastimar tus sentimientos pero nada de eso funciona y una mentira no se vuelve verdad por repetirla muchas veces. 

Por supuesto que todos tenemos la libertad de compartir en redes sociales lo que se nos dé la gana y al ser un escaparate, cada uno de nosotros decide qué pone ahí a la vista de todos. Si lo piensas, en sentido estricto es “una venta”, una forma de presentar tu vida ante otros. 

Desde mi profesión, lo más interesante no es lo que la gente publica, sino lo que oculta. ¿Para qué quiere esta persona que le perciban como la madre del año? ¿Qué motiva a alguien a exhibir una familia de portarretrato cuando sus lazos familiares se están desmoronando? ¿Qué busca una persona cuando lleva al ojo público el ámbito de pareja que pertenece a lo privado? ¡Y a veces hasta lo íntimo! 

Me ha tocado ver ‘calamidades’ como parejas publicando en sus redes fotos de ellos semidesnudos en un hotel, fotos de funerales, personas durmiendo o acabando de despertar, la prueba de embarazo, la mamá amamantando al bebé... Y es que, ninguna de estas cosas está mal, sino que obedecen a la vida privada, a un momento sagrado o profundo de la vida que no tendría que ser una imagen de acceso público. 

Llámenme loca, pero me gusta observar a la gente en las calles, en los centros comerciales, en los restaurantes. Frecuentemente veo parejas que se toman una selfie súper romántica y acto seguido vuelven a pasar media hora sin hablar, los dos atendiendo su celular. Veo bonitas fotos familiares de personas que no se hablan en la vida real o que después de la foto vuelven a la hostilidad usual, mejores amigos/as con una enorme sesión de fotos en Instagram pero que en persona solo hablan de los likes, personas que ‘presumen’ su cuerpo en redes sociales pero que en persona se encorvan, se esconden; mamás ejemplares que mientras suben sus fotos tienen al niño ahí sin hacerle caso.

¿Qué estamos haciendo? Creando una vida alterna cuya falta de concordancia con la realidad es casi esquizofrénica. ¿Has notado que ya no tenemos sentimientos sino #hashtags? Somos unos ridículos. No nos basta con subir la foto, encima tenemos que etiquetar tonterías para que más personas entren a ver la fotografía de algo que no es real.

Las redes se han vuelto la mentira que más nos conviene contarnos para dormir tranquilos: si mi imagen pública está bien, yo estoy bien. “Miren como extraño a mi familiar fallecido”, “miren cómo supero la ruptura de pareja”, “miren cómo soy una persona altruista”, “miren que me combino con mi bebé y soy la madre del año”, “miren lo exitoso que soy”, “miren lo bien que me siento con mi cuerpo”, miren, miren, miren... 

Si no tuvieras Facebook, Instagram o Twitter ¿quiénes se impresionarían con tu vida? ¿Te sería suficiente reconocer lo que haces o lo que tienes, en lugar de tener un número de likes en una foto? Tenemos autoestimas muy endebles, siempre esperando la validación de otros, de otros buenos mentirosos como nosotros. Porque, finalmente, si tuvieras una vida tan hermosa como la que presumes... ¿por qué pasarías la mitad de tu día con la cara metida en una pantalla? 

Como siempre, estaré atenta a tus preguntas y comentarios vía Twitter. Me encuentras como @betzalcoatl 

#psicoterapia #columna #centralpuebla #exito #soyfeliz #lectura ... ok ya! 

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