Para un experimento social dos jóvenes asistieron a un gimnasio sin ropa pero con su cuerpo cubierto de pintura como si fuera ropa. Su objetivo era descubrir si los otros asistentes notaban que estaban casi desnudas.
En un gimnasio de Baltimore, Estados Unidos, Sarah Reilly y Maria Luciotti realizaron el experimento social. Solo llevaban ropa interior para cubrir los pezones mientras que la pintura imitaba las calzas y el corpiño deportivo.
Mientras hacían el recorrido por el establecimiento la empleada no notó que estaban desnudas hasta que le pidieron que las mirara más detenidamente. Luego interactuaron con los deportistas de allí que tampoco lo notaron. Igualmente un rato más tarde tuvieron que detenerse porque la transpiración comenzó a correr el maquillaje.