02 de Mayo del 2024

Un monero llega al cuarto piso

Por Edmundo Velázquez / /
Un monero llega al cuarto piso
Foto: Central

CUENTA HASTA DIEZ

Hace ya unos meses, al llegar al set de Diario Cambio –donde se hace el programa Juego de Troles– me encontré a Fabiola, la esposa del monero Elmer Sosa.

De la forma más sigilosa me interceptó antes de que su marido me viera, porque había pasado a cobrar y estaba dentro de la redacción.

Fabi, me pidió reservar el 28 de julio.

“Elmer cumple 40, anda melancólico. Vamos a hacerle una sorpresita, por fa que no se te atore ninguna desgracia, ni te encuentres un muerto, ni agarres la fiesta. Reserva el día”, me dijo, más o menos.

Elmer cumple el 30 de julio y pues la sorpresa tenía que llegar, obviamente, un día que no lo sospechara.

El día llegó. La melancolía por llegar al mentado Cuarto Piso, se le había borrado al monero.

Se le llenaron sus ojitos de lágrimas cuando Fabi leyó las palabras más tiernas para él. Entre el texto recordó a nuestra adorada Flor de Calabaza, a Selene Ríos, con quien Elmer, también construyó una gran amistad a su paso por Cambio.

Y es que, debo decirlo, a los que trabajamos en los medios de comunicación nos sobran los dedos de las manos para contar los amigos verdaderos. Sí, conocemos mucha gente, pero a los amigos verdaderos los conocemos a la hora de los fregadazos.

Esta chamba es tan malagradecida que nos bendice con pocas cosas. Por ejemplo poder conocer a tanta gente y multiplicar el cariño y sumar amigos a prueba de todo.

Y uno de ellos es Elmer Sosa.

Tiempo atrás, antes de escribir en Central, de abrir Página Negra –muchos lo saben– yo también pasé por las filas de Diario Cambio. Hablo del 2005.

Y me tocó ser uno de los novatos en una redacción que reinventaba el proyecto editorial.

Si mal no recuerdo, en 2004 de las filas de Intolerancia Diario salieron Mario Alberto Mejía, Arturo Rueda, Zeus Munive, Héctor Hugo Cruz y el fotoperiodista Ulises Ruiz. Les tocó refundar el Diario Cambio con el mismísimo Elmer, quien además de crear los cartones políticos, tenía el encargo de generar las barajitas que ilustraban en ese entonces La Quintacolumna de Mario Alberto.

Al proyecto, a unos meses nos sumamos Efraín Núñez, Selene Ríos y su servidor. Poco a poco la familia creció, tuvo sus bajas y altas, unos salimos, otros emprendieron, vaya, el resto es historia (e histeria).

En ese entrañable equipo, resaltaba la chispa de Elmer Sosa, el monero de casa.

En el paso por esa redacción, me tocó ser también editor un tiempo y chambear con Elmer las ideas para los cartones.

"¿Hay cartón, señor editor?", me decía cuando llamaba para preguntar si ya se había decidido la nota de ocho y en consecuencia el tema a ilustrar.

Esa llamada la tuve todos los días mientras me tocaba pasar las planas.

Lo mismo hizo Selene Ríos, hasta que dejó Diario Cambio para fundar Central.

Cambio evolucionó y hoy es un diario de los más visitados.

Hoy, desde otras trincheras, vemos la chamba de Elmer, quien sigue siendo uno de los mejores moneros de Puebla.

O más bien, EL MEJOR monero de Puebla, aunque hiera susceptibilidades. Ni modo.

La amistad de Elmer, es una de las cosas que me llevé con cariño y hasta la fecha la conservo.

De más está decir que Elmer Sosa es un artista en toda la extensión de la palabra. Ganador de bienales internacionales, su labor para generar carteles y conceptos visuales es brutal. Su capacidad de abstracción y generación de ideas para plasmarlas en un papel me impresiona.

Y qué decir de su chamba en las aulas, titánica y de largo aliento. Es uno de los más queridos profesores en el Instituto de Estudios Superiores, donde le toca llevar las riendas de la carrera de Diseño.

Fabi me relató que Elmer decía que “iba a llegar a los 40 y no había hecho nada de su vida”.

Yo me quería dar un tiro.

Elmer tiene premios internacionales, un cartón que hace rabiar a políticos un día y otro también. Tiene alumnos y amigos por montones. Y sobre todo, tiene una familia hermosa. Su familia Bombón.

Ese señor ha hecho de todo. Pero sobre todo ha hecho amigos.

Fabi, tuvo razón en sus palabras. “Mira este lugar y observa todo lo que has hecho”, dijo cuando las lágrimas apenas la dejaban dar un discurso en su festejo realizado el sábado pasado.

El lugar del festejo, la cafetería MUSA, –que, faltaba más, tiene murales y carteles suyos por todos lados– estaba lleno de gente que quiere y admira a Elmer. Compañeros de trabajo, ex alumnos, otros diseñadores y artistas.

Sí, el monero llega al Cuarto Piso. Pero llegó ahí rodeado de mucho amor.

Felicidades, señor Monero.

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