01 de Mayo del 2024

AMLO y la eterna búsqueda del mesías

Por Daniel Fajardo / /

El presidente Andrés Manuel López Obrador es sin duda la resultante de muchas fórmulas comprobadas por lo que es muy fácil ganarse la simpatía de sus seguidores y hacer un guiño a sus detractores. Destaco dos elementos clave en la construcción de su imagen, la primera el populismo el cual es más que una acción comprobada y en segunda el hecho de convertirse en un símbolo, que ahora como bajo el lema “La Cuarta Transformación” se despersonaliza y su imagen se vuelve en un ícono que rebasa inclusive al mismo AMLO.

Paradigma y pesimismo

Debo reconocer que el discurso que el Presidente Obrador dio durante la toma de protesta en el Congreso de la Unión fue esperanzador y valiente. El señalar con evidencias el fracaso de un modelo Neoliberal es la mejor manera para justificar el cambio de dirección que se desea para el país. Una jugada muy bien diseñada porque a final de cuentas, centra a los mexicanos en un punto en común, simpatizantes y detractores coinciden en que aunque el discurso señale que las cosas están bien, la verdad es que no lo están para todos.

Este pronunciamiento por si mismo representa un enorme paradigma que es urgente destruir para sumarnos a una cuarta transformación que, fuera de que sea un lema del proyecto de AMLO, si queremos cambiar al país sea con Obrador o con quien sea debemos construir esta conversión en una realidad.

Pensaba mientras escuchaba el discurso que muchas personas seguramente se cerrarían al mismo por el simple hecho de que a los mexicanos ¡siempre nos va mal! la eterna búsqueda del mesías que al final no lo fue y lógico ¡es que a los mexicanos siempre nos va mal! ¡inclusive con AMLO!

Al escuchar las palabras de Lopez Obrador, me sumé a la idea de que ojalá le vaya bien y cumpla lo que dice y no por desear simplemente que le vaya bien a AMLO y tener que reconocer que tenía razón, sino pensando en los millones de mexicanos que cambiarían su situación de desigualdad por una con mejores condiciones. Pero para lograrlo tenemos que romper este paradigma que nos puede llevar a generar un boicot a este proyecto de gobierno tan solo por el simple hecho que muy en el fondo sigamos creyendo que a los mexicanos ¡siempre nos va mal!

Detrás del discurso

AMLO se convirtió desde hace mucho en un símbolo y hoy es uno más poderoso al sumar cada vez más elementos como la entrega del bastón de mando que por primera vez se otorga a un Presidente de la República con el cual se envía un mensaje no solo del respaldo de las comunidades indígenas, sino de la unidad entre los dos naciones que conforman a México (pueblos indígenas y mexicanos).

¿Y después de estas ceremonias y discursos que sigue? AMLO habló de detener la deuda pública y la primera consulta ciudadana generó un incremento en la deuda externa con 120 mil MDP, ¿y la protección al empleo? no he visto una postura del presidente ante la pérdida de empleos que representó esta cancelación, lo más humanista pudo ser que el mismo gobierno asumiera la responsabilidad ante estas familias y creara una bolsa de trabajo para reubicarlos y no por apostarle a un paternalismo sino por empatía y congruencia.

AMLO deberá manejarse con mucho cuidado, él mismo adoptó el lema “No tengo derecho a fallar al pueblo de México” el cual puede quedar bajo un simple texto si los actos y los resultados no le respaldan, el cambio implicará una confrontación sin duda, remover lo que por décadas se ha hecho será un gran trabajo.

El gran riesgo del populismo es el cambio de dirección de los sentimientos de la opinión pública, AMLO, con un clímax muy importante en los actos públicos de su primer día de gobierno, sigue con la misma estrategia populista lo único que cambia son los efectos secundarios de sus decisiones y que ahora ya no es oposición.

Al igual que muchos serán los beneficiados por las acciones del presidente, muchos también serán afectados, AMLO deberá reconocer que más allá del discurso serán sus resultados y las opiniones de los afectados los que validarán esta cuarta transformación que bien puede ser un punto de partida para la construcción de un nuevo país o el mismo discurso que lo único que hará será cambiar el señalamiento del enemigo hacia otros blancos.

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