La cita fue a las 8:30 de la mañana. En la Escuela Militar de Sargentos ya estaban muy puntuales —como era de esperarse— y listos para recibir a su visita distinguida: Josué Onassis De La Rosa Sánchez, quien cumpliría su sueño de ser soldado.
El niño de 9 años y quien se encuentra en etapa terminal por un tumor en el cerebelo, ya estaba en el Hospital Militar de Puebla poniéndose el uniforme con el que había soñado desde hace mucho tiempo.
Alrededor de las 9:00 horas entró Josué acompañado de su mamá, papá, hermano, tías y primos. Entonces vino el recibimiento:
El día de hoy, el personal de generales, oficiales y tropa se complacen en recibir la visita del niño Josué Onassis De La Rosa Sánchez, quien a partir de esta fecha, se reconocerá como soldado honorario del Ejército y Fuerza Aérea Mexicana. Deseamos hacer saber a nuestro distinguido visitante que los aquí presentes sentimos un gran respeto por su determinación y actitud demostrados al enfrentar con valor los obstáculos que la vida ha puesto en su camino, siendo constante en la lucha por sus sueños, cual soldado en el cumplimiento de una misión que, debo manifestar también al soldado De La Rosa, su actitud ante la adversidad nos motiva e inspira a poner nuestro mejor esfuerzo en las actividades que llevamos día a día”.
Inmediatamente vino la entonación del Himno Nacional Mexicano y Josué bajó del estrado para ayudar en el izamiento de la bandera.
Después, realizó el llamado exhorto para ser nombrado miembro del Ejército Mexicano:
—Ejército Mexicano, dijo Josué.
A lo que todos los presentes respondieron “Siempre Fieles”.
Es así como se finalizaba la significativa ceremonia de bienvenida al soldado honorario Josué De La Rosa.
Después vino el desayuno; Josué todo el tiempo estuvo acompañado por el Comandante de la 25 Zona Militar de Puebla, y en ocasiones trasladado en silla de ruedas por el gran debilitamiento y cansancio que presenta.
El pequeño soldado de 9 años comió como el gran invitado de honor en la mesa principal, sus familiares en otra y a lado la prensa.
Después se sentaron algunos soldados que acompañarían todo el tiempo a los presentes en el gran recorrido que estaba por venir.
La mayoría aún no terminaba sus alimentos y bebidas pero Josué ya, así que dejaron sus plato a medias para asistir a la actividad siguiente para el pequeño soldado.
El comandante de la 25 Zona Militar, Raúl Gómez Segovia, se manifestó muy emocionado por poder darle esta enorme satisfacción al pequeño Josué y poder ayudar a una posible recuperación.
Dijo que en Puebla es la primera ocasión que se cumple el sueño de ser soldado a un niño, y comentó que la elección no fue el azar, pues fueron los familiares quienes se acercaron a manifestarles el sueño del menor.
Josué Onassis de la Rosa fue diagnosticado en diciembre de 2016 con un tumor en el cerebelo, por lo que en febrero fue intervenido en el Hospital Militar de México. El 10 de mayo, nuevamente será operado pero ahora del estómago, debido a complicaciones de la propia enfermedad.
Su tía, la señora Guadalupe Sánchez´, dice que Josué es un niño deportista que ha ganado medallas y su sueño es ser como su papá, un soldado del Ejército de México.
Josué fue trasladado en uno de los vehículos del Ejército y recorrió las instalaciones de la zona militar, llevado en ocasiones en silla de ruedas y procurando hacer un recorrido rápido pues se temía que no aguantara.
El nuevo soldado De La Rosa conoció el gimnasio y puedo ver a algunos soldados haciendo ejercicio; llegó a las albercas y observó como sus nuevos compañeros se lanzaban clavados. Llegó a los dormitorios, un museo, la biblioteca y fue nuevamente subido al transporte para ser trasladado a otra zona.
La familia de Josué era transportada en una camioneta blanca que iba al resguardo del pequeño.
La sorpresa que le esperaba al soldado de 9 años era el desfile de las tropas del Ejército y la Fuerza Aérea Mexicana que se presentará el próximo 5 de mayo.
A Josué se le pidió autorización para dar inició al desfile y todas las tropas volteaban a verlo cuando pasaban frente a él, como lo hacen frente al gobernador del estado y las autoridades en el desfile. Sin embargo, para ese momento Josué ya se notaba cansado y vomitó en varias ocasiones.
Los soldados que lo acompañaron llevaban bolsas negras para ayudarlo. Llevaron una silla para que se sentara porque estaba parado y en pleno sol y hasta le dieron una goma de mascar para controlar sus nauseas.
Al final, se le presentó a Josué el reporte de lo que vio desfilar y él, con una voz debilitada contesto: “Entendido”.
Por último, se le entregó un reconocimiento y un obsequio antes de que Josué volviera al hospital. La madre, entre llantos, no paró de agradecer a los elementos del Ejército por la gran satisfacción que acababan de darle a su hijo: “Que Dios los bendiga”, dijo al final.