Thursday, 09 de May de 2024

Roxana Luna la candidata de Gamboa y del PRI

Por Zeus Munive / /

Pobre PRD poblano.

Repetimos, pobre PRD poblano: si en el sol azteca no están metidos los morenovallistas, está controlado por los priistas. Un partido sin ideología propia. Un partido que en su nombre de pila lleva la penitencia. Sí, es correcto, le atinó, es un partido que está partido y en muchas rebanadas.

Ahora que Blanca Alcalá y todo su equipo de campaña están desperdiciando y mal gastando puntos o votos para la elección estatal, el padrino de la priista, Emilio Gamboa Patrón, enviará a un nuevo alfil para confrontar a la megacoalición que encabeza Tony Gali Fayad: Roxana Luna Porquillo.

Como Alcalá Ruiz no va a enfrentar al morenovallismo ni hará una campaña de contraste, tendrá un discurso ambivalente, incoloro, insaboro e inodoro y contará con un pésimo coordinador de campaña, Alejandro Armenta Mier, al PRI le quedan dos recursos: apostarse a crear bots para Twitter y Facebook (a camotazo limpio, por ejemplo) y mandar a las boxeadoras Ana Teresa Aranda y Roxana Luna.

Lo que no sabemos es que si Roxana Luna está enterada que ella es la candidata de Gamboa. ¿Sabrá que es parte de una trama armada desde el Senado para atacar al candidato panista?

Fuentes muy confiables en el PRD relataron que la relación Gamboa-Luna viene por la cercanía del priista con el líder de Roxana, Héctor Sánchez, pero sobre todo la intervención de Luis Miguel Barbosa, quien es el brazo derecho de Gamboa.

 “¿De cuándo acá, Barbosa se ha preocupado por la democracia en Puebla o en su partido?”, dijo la fuente consultada.

Y a esa pregunta le unimos: ¿De qué tiempo para acá Socorro Quezada y Erick Cotoñeto se preocupan por la alternancia en el poder? Como diría el clásico “follow de money”.

Sí, ya sé que arquearán las cejas y dirán que los otros precandidatos perredistas son del morenovallismo, y sí, lo son, pero también en San Juan hace aire.

Lo que ocurre en el perredismo poblano es que es un partido satélite y que pertenece a quien mejor le entre con el dinero. Los morenovallistas perredistas efectivamente intentan llevar a un personaje con un pasado más que cuestionable como es Arturo “El Sapo” Loyola, o a un ex barbosista como Miguel Ángel de la Rosa quien está exiliado con sus semillas de la Virgen o a Julián Rendón (un auténtico desconocido) digno personaje salido de una mala cumbia tocada en Iztapalapa.

Y digo intentan porque la sesión del sábado en la madrugada, en la que se eligió a Roxana Luna, está llena de incongruencias, votaron 12 de 25 integrantes del Comité Ejecutivo Nacional del PRD sin el aval del presidente y su secretaria general. 

En pocas palabras: fue un albazo.

También hay que decir que esta crisis fue provocada por Luis Maldonado y sus secuaces. Si ellos hubieran sabido hacer política… pero el hubiera es el verbo más socorrido y nunca realista, es el verbo de los tontos.

Hablar de los tropiezos de Maldonado en todo este sexenio y cómo han dañado al gobernador, nos llevaría una columna completa, así para otra ocasión.

Maldonado fue quien le picó las costillas a Barbosa al intentar adueñarse de ese partido y el senador  determinó venderse a otro dueño que no fuera Rafael Moreno Valle; por eso apareció Emilio Gamboa, el único realmente interesado en que gane el PRI en Puebla.

Pero como la candidata de Gamboa se está hundiendo en medio de traiciones y pésimas decisiones, además de carecer de liderazgo en su equipo, es mejor mandar a la batalla a otros para que Blanca no se desgaste. Además es una venganza contra el gobernador poblano por quedarse con Nueva Alianza.

Roxana Luna, con sus razones evidentes y en algunos casos justificadas, es enemiga acérrima del morenovallismo.  No obstante, nunca la hemos escuchado cuestionando al PRI ni a Enrique Peña Nieto y en esta contienda no ha tocado a Alcalá ni con el pétalo de un periodicazo.

¿Curioso, no?

Así que si usted es fanático de decir -en todos los procesos electorales- que “hay acuerdos”, pues súmele esto a sus teorías conspirativas, porque como siempre me decía mi abuelita cada que no entendía nada: “lo que no suena lógico, suena a metálico, mijito”.

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