Gran revuelo ha causado
trabajar en el gobierno
sin estar titulado
y demostrar ser experto.
Según el título es garantía
de amplios conocimientos
un erudito, un especialista
de profundos pensamientos.
Que la cédula es la vía
para lograr reconocimiento;
solo quien tiene maestría
aspira a altos puestos.
¿Y qué decir de los bomberos
cuya herramienta es su vida
los policías buenos, paramédicos
que tienen una paga ínfima?
¿Por qué valen más los títulos
que ofrecer la propia vida?
¿Por qué velar por el resto
es menos que ser de oficina?
Molestos que “su dinero”
pare en manos indignas.
No indigna que ganen menos
quienes velan por sus vidas.
En Alemania solo 20 por ciento
tiene estudios universitarios.
Ser una gran potencia
requiere más que graduados.
La corrupción e incompetencia
no necesitan títulos
ni haber cursado materias
en escuelas de prestigio.
Hacer un cambio de conciencia
de valores y de sentido.
Quizás la receta más básica
para este México resentido.
Hasta el lunes lector querido.