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Cuidado con el destrampe de compras navideñas

Por Betzabé Vancini / /

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¡Ay, Diciembre! Siempre tan lleno de excesos y tan efectivo para poner pretextos que nos permiten comer, beber y comprar sin medida. Desde principios de noviembre las tiendas se llenan de motivos navideños, luces, y después del buen fin, todo está plagado de etiquetas rojas de “descuentos”, porque, sino es ahora, ¿cuándo es el mejor momento para dar obsequios a nuestros seres queridos?

Probablemente encuentres muy buenas ofertas y varias promociones a meses sin intereses que harán muy tentador comprar todo lo que se te atraviesa y envolverlo en bonito papel navideño para agradar a tus seres queridos. Pero cuidado, muchas de esas deudas que se van a meses sin intereses tardan más de medio año en pagarse y se vuelven un lastre económico gran parte del año entrante. Es más, en algunos casos habría incluso que hacer primero un presupuesto de cuánto vas a gastar en la cena y en traslados, más allá del tiempo que te toma desplazarte de un lugar a otro en una ciudad enloquecida por las compras, los brindis y las cenas con motivo de fin de año. ¿Ya pensaste cuánto más gastas de gasolina y de luz en diciembre?

No es mi intención arruinarte la navidad y estas bonitas fechas sino poner un poco de conciencia con respecto a los impulsos de compra que se vuelven muy comunes en esta época del año. ¿Ya viste los centros comerciales? Nuestro control de impulsos es regulado por el lóbulo frontal de nuestro cerebro y éste, hace que cuando cedemos a un impulso placentero se dispare la dopamina, sustancia responsable de hacernos sentir felices. Entonces, das seis tarjetazos y el resultado es que te sientes más y más feliz. Sí, así funciona este engaño del cerebro. Y digo engaño porque es temporal, en unas horas experimentarás “remordimiento de comprador” porque la dopamina habrá bajado y entonces te darás cuenta de que eso que compraste no es el regalo ideal o tal vez no lo necesitabas.

Lo mismo sucede con la comida y la bebida en estas fechas. Todo el año tratando de seguir un plan alimenticio pero cuando llega diciembre hay un pretexto ideal para “no seguir la dieta” y comer alimentos ricos en carbohidratos y grasas. El consumo de alcohol no se queda atrás con los brindis del trabajo, de las amigas, de la familia. Entonces acabas el año abotagado/a de alimentos, con inflamación intestinal, deshidratación por el alcohol y con deudas y así empiezas el año siguiente. ¿Pero feliz? No creo.

La mayoría de las personas tienen otro impulso casi incontrolable en enero: inscribirse al gimnasio y asistir a consulta de nutrición. Muchos de ellos llegan a psicoterapia a trabajar la culpa que sienten por haberse “destrampado” durante diciembre e incluso a arreglar algunos problemas familiares, de pareja o de trabajo que surgen en estas fechas a causa del exceso en el consumo de alcohol. Esto se puede prevenir muy fácil: ponte freno. Haz una lista de obsequios, otorga un monto máximo a tus gastos, sigue tu plan de alimentación con algunos permisos y ponte límite en las copas que te tomas. Todo será más fácil.

Diciembre en términos generales es una época alegre y de compartir, pero para muchos otros también significa un mes nostálgico para recordar a quienes ya no están o bien, la prueba tangible de las tensiones familiares.

Tal vez uno de los propósitos de Año Nuevo tendría que ser cuidar de ti emocionalmente también empezando por no dañarte con conductas impulsivas desde ahora.

Como siempre, quedo pendiente de tus comentarios y preguntas en Twitter @betzalcoatl

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