Si yo fuera Leobardo Soto y como él me hubiera hecho millonaria con el servicio de camiones de volteo para construir la plataforma de Audi en Puebla, ya ni le movía.
Porque además ese no fue su único business sino que, según presumen, sus camiones usaron huachicol y con ello logró bajar en más del 40 por ciento los gastos de operación.
Millones de pesos hizo el priista líder de la CTM con ese negociazo y otros más que ha tenido con cada gobierno estatal.
Pero hoy su avaricia continúa, porque otra de sus entradas consiste en las concesiones de taxis que opera en el estado de Puebla.
Claro que vio mermado su negociazo cuando entró UBER a operar el servicio, el servicio era muy competitivo, un precio 40 por ciento menor y mejores unidades.
Mis fuentes dicen que el priista vio serias afectaciones en sus ganancias.
Hoy, con la noticia de que uno de sus choferes se vio inmiscuido en el feminicidio de la alumna de la BUAP, Mariana Fuentes, Soto ve la oportunidad de tirarlos.
Desde su curul en el Congreso local, donde devenga un sueldo mensual de más de 100 mil pesos, ha alzado la voz para retirar el servicio.
Su objetivo: que sus taxis vuelvan a ser tan redituables como antes.
Pensó que había ganado la batalla con el primer anuncio que hizo Tony Gali sobre la suspensión del servicio, y luego perdió todo el ánimo cuando el gobernador rectificó y dijo que más bien cambiarían las reglas de operación.
Por ello de inmediato buscó a su muy amiga la delegada federal del Trabajo, Vanessa Barahona para que ejerza presión.
En las próximas horas la funcionaria federal anunciará que revisarán las condiciones laborales de los choferes, quienes obviamente carecen de prestaciones y seguro social.
Barahona está buscando ya la estrategia para someter a UBER a supervisión y obligarlos a cumplir la ley y así al menos reducir en un 30 por ciento sus unidades.
Yo me pregunto ¿ya para qué quiere tanto dinero Leobardo Soto?