24 de Abril del 2024

Los cómplices del abuso sexual infantil

Por Betzabé Vancini / /
Los cómplices del abuso sexual infantil
Foto: Especial

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No hay peor ser humano que el que le roba la inocencia a un niño y es que ese es el tesoro sagrado de la infancia. No es solo un tema sexual, de maltrato, sino que el que abusa sexualmente de un/a niño/a le roba la confianza en sí mismo/a y en los demás. Es como si todos los adultos le defraudaran para siempre y de manera irremediable.

Hace unos días se hizo mediático el caso de Larry Nassar, médico de la selección de gimnasia de Estados Unidos y asesor de muchas otras selecciones alrededor del mundo. Nassar abusó y violó sistemáticamente a sus pacientes durante décadas y no es sino hasta ahora, que la justicia lo alcanza. Más de 157 víctimas de este depredador sexual dieron su testimonio ante el jurado y la juez que obligó a Nassar a escuchar de viva voz de sus víctimas las atrocidades que cometió. Los testimonios fueron escalofriantes y estremecedores. Las niñas de las que Larry Nassar abusaba tenían entre 3 y 15 años de edad y la mayoría de ellas eran llevadas a su consultorio por sus padres quienes confiaban en el profesionalismo y la ética de Nassar.

La parte más atroz de los actos de Nassar no son las perversiones de un pedófilo en acción sino que sus crímenes quedaron impunes durante años gracias a toda una maquinaria que lo protegió y le permitió tales abusos. En la ley de Estados Unidos se estipula que ningún menor de edad puede estar en consulta sin la presencia de sus padres o tutores legales. Asimismo, cuando la paciente es mujer, debe haber una enfermera presente durante el examen médico. Sorprendentemente, Nassar no tuvo supervisión de colegas o enfermeras y durante años se las arregló para abusar y violar a sus pequeñas pacientes aún con los padres de éstas en la habitación de al lado.

¿Qué clase de monstruo puede permitir que un degenerado esté a solas con una niña violando todo procedimiento y la propia ley? Pues todos esos/as cobardes que se volvieron cómplices al darle privacidad, al no actuar frente a las sospechas y rumores que se daban durante las olimpíadas, pues, a decir de muchas de sus víctimas, era cuando Nassar las agredía sexualmente al grado de que muchas fallaban durante la competencia por estar adoloridas -qué atrocidad- por lo que les había hecho él la noche anterior o durante esa misma mañana.

¿Se imaginan el terror de ser entregados de manos de sus propios padres a un pedófilo impune y a un montón de cómplices que “no veían” y “no sabían” nada durante años? ¿Qué clase de confianza en la humanidad puede tenerse después de haber experimentado eso?

En la vida cotidiana el tema no es muy distinto: muchas veces, el abuso sexual infantil es permitido por la propia madre del menor, por la nana, los abuelos, los hermanos, y muchos otros que se supone “cuidaban” al niño/a. En las familias frecuentemente hacen oídos sordos ante los cambios de conducta de un/a pequeño/a que está siendo abusado por alguno de sus familiares. Eso es ser cómplice y hace igual de culpable a quien oculta el abuso que al propio violador.

¿Cuál es la justificación para no salvaguardar la integridad física, emocional y psicológica de un niño/a? No existe ninguna más allá de ser monstruos inhumanos. Bestias sin el menor valor moral o civil.

2100 meses de cárcel parecen pocos en comparación con lo que vivieron las víctimas de Nassar. Víctimas que eran niñas y ahora son mujeres rotas que tienen toda la vida pensando que ‘no valen la pena’. Un niño abusado sexualmente de manera impune es un adulto fracturado que necesita mucho trabajo para reconstituirse. Lo justo sería que la misma pena que se aplique al violador se aplique también  a quienes encubren el hecho.

Como siempre, espero sus preguntas y comentarios vía Twitter @betzalcoatl

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