28 de Marzo del 2024

¿Quiere mejorar el desempeño académico de sus hijos? Asigne y acondicione un espacio físico de aprendizaje (y no se olvide de acompañarlos)

Por Martín Ochoa / /

Imagine por un momento mi querido lector que en su espacio de trabajo, donde tiene la responsabilidad de desarrollar actividades que en ocasiones les gustan y en otras no tanto, tiene la oportunidad de allegarse de todas aquellas herramientas que le sean útiles para desempeñarse adecuadamente, tómese la libertad de pensar desde lápices de colores, computadoras potentes e incluso un “coach” junto a usted para que le pueda dar sugerencias para pueda desarrollar procesos de toma de decisiones más acertadas. ¿Cuál cree que sea su posible resultado?, ¿no cree que después de que salga cada día de ese trabajo pensará que ese espacio físico le ha ayudado a desempeñarse exitosamente y que además ha generado valor agregado?

Ahora dé una vuelta hacia su realidad, y observe el espacio en donde su hijo estudia, aquel en donde en ocasiones si y en otras también él está sentado normalmente haciendo la tarea. Observe con precaución ese espacio: ¿cuenta con iluminación adecuada?, ¿está ordenado?, ¿tiene a su lado algunos instrumentos lúdicos como pueden ser imanes, posters con palabras en inglés o un tablero de ajedrez? Finalmente pregúntese si es que de hecho su hijo tiene un espacio designado específicamente para que realice sus actividades académicas o las hace sentado enfrente del televisor o el comedor. Ahora hágase la siguiente pregunta: ¿realmente mi hijo piensa que su desempeño durante la ejecución de sus horas de estudio en su casa le ha generado valor agregado?

La mayoría de los investigadores especialistas en espacios de aprendizaje, han mencionado acerca de sus virtudes e impacto en el desempeño escolar y su relación con la educación temprana, han realizado sus investigaciones especialmente en los prescolares e incluso en las primarias, pero que poco han abundado su importancia en el entorno familiar olvidando el gran impacto que tiene desde la edad temprana la educación en el hogar como un complemento a la educación formal.

El espacio de aprendizaje en el hogar podemos imaginarlo como aquel recinto que cuenta con muebles adecuados a la edad de nuestros hijos, ya habíamos mencionado otros factores como la iluminación e instrumentos de apoyo donde está alejado de distractores como lo pueden ser el televisor, y que se promueve su uso cotidiano para realizar tareas de estudio

El proceso educativo de nuestros hijos trasciende a la escuela y se fomenta desde la edad temprana especialmente en el hogar, es claro para todos los que somos padres el ver que nuestros hijos imitan nuestras conductas, lenguaje, y valores.  El impacto que tenemos en su futuro educativo desde la primera infancia es mucho más fuerte de lo que imaginamos.

Para ello me gustaría mencionar un resultado publicado por la UNESCO en su texto “Participación de las familias en la educación infantil latinoamericana”, donde hace mención de que más allá del nivel socioeconómico, el futuro desempeño del alumno descansa en la calidad de la educación temprana, siendo la participación de los padres en el hogar fundamental.

Este documento me resultó especialmente llamativo, ya que soporta la hipótesis de que más allá del estrato social, el futuro educativo del profesionista descansa mayormente en el tiempo que le dedicamos a nuestros hijos para las labores educativas desde la temprana edad, si desde pequeños fomentamos en ellos buenos hábitos de estudio, cuando estén en la etapa universitaria tendrán más probabilidades de éxito independientemente del estrato social en donde estemos.

La construcción de un espacio físico para el aprendizaje debe dotarles a nuestros hijos personalidad, debe gritarle que es para ellos por lo que es recomendable desde la edad temprana enseñarles a asociar ese espacio a su desempeño educativo, inculcarle que puede personalizarlo para que se sienta a gusto pero que además tiene el objetivo de desarrollar en el hábitos de estudio que le permitirán tener mejor desempeño.

Es claro que la asignación de este lugar en nuestro hogar requiere realizar esfuerzo familiar, la compra de un pequeño escritorio y demás implementos que además tendrán que cambiarse conforme nuestros hijos vayan creciendo requerirá siempre sacrificio económico, pero por otra parte las ventajas son invaluables.

Sin embargo es necesario que tengamos presente que el espacio físico por sí mismo tendrá un impacto deficiente a menos que desde un principio le enseñemos a nuestro hijo que ese hábitat es para que se desarrolle intelectualmente y que por lo mismo requiere cuidado, mantenimiento, personalización y carácter. Por eso es necesario que lo acompañemos diariamente en ese espacio para que realice sus actividades extra escolares. Claro está que conforme vaya creciendo, podremos otorgarle mayor autonomía y donde nuestra labor pasará a ser de seguimiento y control, pero le heredaremos la imagen de que siempre hemos estado al tanto de ellos.

Lo que nos lleva a un segundo compromiso indispensable: nuestro actuar. Muchos padres piensan que la obligación de la escuela es educar a los hijos, evidentemente esto último es un error, puesto que en la escuela se transmitirán sin duda alguna conocimientos, se promoverá el desarrollo de sus competencias, se les inculcarán ciertos valores institucionales, sin embargo la mayor responsabilidad dentro del proceso educativo descansa en nuestra familia.

La educación formal se da por extensión desde la casa, por lo que es correcto pensar  que el uso de ese espacio físico debe estar promovido desde la edad temprana por los padres, nosotros somos quienes debemos dedicarle tiempo a nuestros hijos ayudándole a desarrollar buenos hábitos de estudio. Acompañarlos cotidianamente mientras hacen la tarea no solamente desarrollará sus habilidades académicas sino también actitudinales.

Un ejemplo de esto es aquel momento en donde a nuestro pequeño hijo le han dejado mucha tarea, si nosotros le hacemos parte de esa tarea para que nuestro hijo descanse, le habremos mostrado que es correcto engañar a la maestra, le habremos mostrado que cuando él no esté dispuesto a cumplir con sus obligaciones escolares, nosotros “cubriremos su espalda” y claro está le habremos dejado la enseñanza de que en ocasiones es bueno mentir.

Freud mencionaba que “infancia es destino”, lo que nos lleva a la reflexión acerca de nuestros hijos serán en un futuro nuestro reflejo, de ahí podemos destacar el impacto que nuestro papel de padres juega en nuestros hijos, y si podemos expander esta idea y llevarla hacia su proceso educativo es claro que una buena parte de los valores y actitudes que tendrán en un futuros serán una extensión de nosotros.

Es justo pensar que si queremos que ellos tengan un desempeño digno deben realizar un esfuerzo igualmente meritorio, por lo que vale la pena dotarle de recursos físicos y nuestro acompañamiento para que su ánimo y disposición hacia el estudio sea siempre positivo, créame mi querido lector, su hijo en un futuro se lo agradecerá.

ANTERIORES

Publicidad