Sí, ya sabemos que a veces no tienes ganas, que piensas que ya hiciste de todo con esa persona, que quizá ya hace mucho tiempo que duermes con ella y nunca ocurre, y no pasa nada, no está mal. Pero qué crees... sí pasa, y mucho.
El deseo sigue allí y sólo es cuestión de encenderlo. De hecho, según la sexóloga Núria Jorba, cuando hay un problema en la cama, su origen pocas veces tiene que ver con la sexualidad. Por ello te dejamos cuatro sencillos pasos con los que puedes comenzar a trabajar en ello.
1. ¿Qué pasa en tu vida?
Si estás estresado o de mal humor, es poco probable que pienses en intimidad. No, ya no eres soltero y ahora es diferente. Antes solucionabas todo con sexo pero en estos momentos hace falta más creatividad.
Los problemas de libido casi siempre son provocados por un malestar interno y no porque a las personas les deje de gustar su pareja. La recomendación es que revises qué haces o qué no haces para sentirte mal.
2. ¿Cómo está tu relación?
¿Qué falta en tu relación? ¿Se ríen lo suficiente? Reír es importante, así como la espontaneidad. ¿Cómo vas a tener ganas de sexo si lo único que haces es ir a trabajar, regresar a limpiar y mirar la tele?
3. ¿Te gusta el sexo que tienes?
Sí, los encuentros eróticos con esa persona especial pueden influir en la perdida del deseo. Con la convivencia, las relaciones sexuales se vuelven monótonas y por más pereza que tengas, se debe trabajar en ello. Buscar un juguete sexual, preguntar qué tan sado se puede llegar a ser, probar condones de distintos sabores, ir a un baño de vapor. Cosas sencillos logran grandes cambios.
4. No te obligues a tener sexo
No es no. Y tampoco se trata de hacerlo todas las noches sólo porque tienes a la persona al lado y sobre todo, las situaciones no se deben forzar. La experta Núria Jorba opina que "buscar un espacio para ducharse juntos, hacerse un masaje, una sesión específica de besos... todos esos pequeños detalles".