Luego de sólo cuatro películas, el universo DC cómics llega a su primer gran crossover, y lo hace de una forma muy decorosa.
Y es que después de la salida de Zack Snyder, director original, era muy complicado que Justice League pudiera convertirse, ya no digamos, en la mejor película de superhéroes de la historia sino del año. Sin embargo, aunque no lo consigue, sí cumple como entretenimiento y lo más importante termina de sentar las bases de lo que será este universo comiquero que seguramente entregará mucho mejores películas en el futuro. De hecho, deja al espectador con muchísimas ganas de ver lo que sigue.
Aquí nos encontramos con el buen Batman, afanado en armar un equipo de superseres que hagan frente a una inminente amenaza intergaláctica contando, por supuesto, con la ayuda de Wonder Woman. Así pues, reclutan a un chico mitad cyborg, un joven velocista y al mismísimo rey de la Atlántida. Pero, como el vigilante de Ciudad Gótica piensa que eso no será suficiente, también tiene algunos planes que implican al fallecido Superman, algo con lo que no está completamente de acuerdo la amazona.
La aventura se plantea como algo serio, pero está aderezada con los suficientes toques de humor para aprovechar el contraste de las personalidades de los protagonistas y mantener su identidad.
Esta claridad se extiende al acabado de las escenas de acción que dejan de lado el estilo saturado y dejan que cada uno de los protagonistas luzca sus habilidades. A esto hay que agregar que Wonder Woman mantiene el live motive que le acompañará en su película en solitario. También recuperan el live motive del Batman de Tim Burton —no por nada participa Danny Elfman en el score—, lo que se convierte en una muy agradable sorpresa. Otro acierto es que aunque la película se toma el tiempo suficiente para presentar las circunstancias de cada uno de los superhéroes y el inicio de la relación entre ellos no pierde el tiempo en sus orígenes.
Es cierto, la película cae en una serie de incongruencias evidentes y comunes pero encontramos momentos memorables, con escenas de Flash o Aquaman.
Sin duda Justice League no es una gran película, pero es divertida, atrapa al espectador de principio a fin y ofrece un balance que la coloca por encima de Batman vs Superman.