Años de abandono físico y emocional se vieron reflejados en el cabello de una chica residente de Estados Unidos que entró a la peluquería Capri Waterloo, decidida a cortar por lo sano para empezar de cero.
Ella sólo quería que la raparan, pero lo que hizo Kayley Olsson, estudiante de belleza, fue demostrar el amor a su profesión: eligió el camino difícil, pero convirtió el desastre en un bonito peinado.
La chica de 16 años llegó al punto en el que se sintió tan mal y tan inútil, que ni siquiera pudo usar el cepillo. Regresará a la escuela en unas semanas pero le tomarán unas fotos. Cuando entró, nos dijo que lo cortáramos todo. Honestamente me rompió el corazón e intentamos todo lo que pudimos para salvar su cabello", escribió.
Las fotos que debían tomarle eran para su matrícula, pues luego de un periodo en el que sólo se levantaba para comer e ir al baño, había decidido regresar a la escuela. La acción de Kayley la animó a trabajar en su salud emocional.
El trabajo consistió en 13 horas y dos visitas a la peluquería. Cuando consiguieron que el cabello sano llegara a los hombros, cortaron y peinaron hasta obtener una melena ondulada.
Un niño nunca debería sentirse tan inútil como para no querer cepillarse el pelo. La salud mental afecta a personas de todo el mundo y de todas las edades. Por fin logramos que ella sonría", comentó la estilista.