Justin Tucker, pateador de los Cuervos y dos veces elegido al Pro Bowl, es uno de los jugadores más confiables en su posición y fue parte importante en el triunfo del equipo en el Super Bowl XLVII, cuando estaba en su año de novato.
Pero Tucker siempre ha admitido tener dos pasiones: el futbol americano y la música clásica.
Como pateador tiene un promedio de 89.4 de efectividad en goles de campo, la segunda mejor marca en la historia de la NFL, pero, en cuanto al arte, desde joven aprendió a tocar la trompeta y la guitarra, y durante sus años en la Universidad de Texas tomó lecciones para mejorar su voz, audicionó para una escuela de música y fue aceptado.
Ahí descubrieron que Tucker tenía una maravillosa voz de barítono: aprendió a cantar óperas en inglés, ruso, checo, latín, italiano, francés, alemán y español, todo eso mientras seguía pateando goles de campo para su colegio. Se dice que logró adquirir una técnica italiana llamada bel canto, la cual ha sido usada durante más de 400 años, y se basa en una adecuada coordinación de los músculos.
En diciembre de 2015, los atributos de Tucker fuera del emparrillado fueron descubiertos en un concierto en la Basílica de Baltimore al interpretar el Ave María; el video se hizo viral. Respecto al emparrillado, en las prácticas del pasado Pro Bowl, conectó un gol de campo de 75 yardas, por lo que este año tiene como propósito romper la marca de 64 yardas, de Matt Prater (2013).