Tuesday, 23 de April de 2024

Cultura

Yuxtaposición de contenidos en la fotografía digital

- Foto: Especial

Durante la década de los 90 del siglo pasado, el trabajo fotográfico de Pedro Meyer fue objeto de una amplía discusión en relación al papel de las herramientas digitales en la fotografía, debido a que para un sector conservador de fotógrafos, las imágenes del libro Verdades y FiccionesUn viaje de la fotografía documental a la digital (1995) fueron una “herejía” que alteraba el concepto de la realidad.

Por Eloy Rodríguez Linares /

Los avances tecnológicos ofrecen la posibilidad de generar fotos con una diversidad de contenidos, debido a que con las herramientas digitales se puede alterar las imágenes para obtener una representación original de los objetos que se retratan, explicó Pedro Meyer a Rogelio Villareal en la entrevista La fotografía digital, el internet y el burdel de Manila (2001).

Los avances tecnológicos no solamente innovaron la manera de crear fotografías sino que también ofrecieron una forma distinta en que el público puede interactuar con las imágenes al escuchar sonidos, música o una narración que describe el trabajo del autor, ejemplo de ello son los CD-ROM Fotografío para recordar (1990) y Verdades y Ficciones (1992), ambos de Pedro Meyer.

Durante la década de los 90 del siglo pasado, el trabajo fotográfico de Pedro Meyer fue objeto de una amplía discusión en relación al papel de las herramientas digitales en la fotografía, debido a que para un sector conservador de fotógrafos, las imágenes del libro Verdades y Ficciones. Un viaje de la fotografía documental a la digital (1995) fueron una “herejía” que alteraba el concepto de la realidad.

Cuando veo una foto digital de las que yo puedo armar, esa foto representa mucho más de mi manera de pensar que una foto tradicional. De la misma manera en que un escritor edita su texto y elimina o añade elementos para enriquecerlo, o pasa para adelante lo que estaba al final o en medio, de esa misma manera yo puedo eliminar o añadir elementos que se acercan con más precisión a lo que quiero expresar en una fotografía”(Meyer, 2001, p.357).

Ante el debate que generó la fotografía digital, el autor del CD-ROM Verdades y Ficciones argumentó que un fotógrafo altera la realidad desde su manera de enfocar el lente de su cámara o cuando produce retratos en blanco y negro. Asimismo, explicó que sus fotos no pueden catalogarse como collage o ilustraciones.

La fotografía digital vino a sacudir la historia de la fotografía, y no sólo la que viene, sino también la que ya aconteció. Se están revisando ahora los archivos de los fotógrafos del pasado, y se descubre, por ejemplo, que autores como Eugene Smith hacían montajes, pero él nunca se atrevió a decírselo a nadie porque era mal visto” (Meyer, 2001, p. 353).

Un ejemplo de cómo el uso de la tecnología puede ayudar a producir imágenes novedosas es la foto Crisis emocional, Carretera en Texas, 1990-1993, que Pedro Meyer construyó a partir de retratar un espectacular que anunciaba como producto el padecimiento de una enfermedad mental, aspecto que le pareció interesante. Días después, se encontraba en una autopista donde calificó como atractiva la “simetría formada por las líneas de las vías del tren, las líneas en la carretera y las

líneas de los postes telefónicos, todo se conjuntaba con gran perfección. Aunque sabía que ya se había hecho cientos de veces, decidí tomar la fotografía sólo para mí” (Meyer, 1995, p.115). Sin embargo, al volver a observar los retratos frente a su computadora, decidió unir estos elementos y “añadir una ondita en medio de la carretera, como una especie de señal, un guiño” (p.115).

En esta imagen trataba de yuxtaponer la cartelera, que versa sobre la transformación en mercancía de una crisis emocional, con el sentimiento de la soledad en los Estados Unidos, una especie de vacío, de que la vida transcurre (el tren) mientras se trata de mantener un poco de sentido del humor (el guiño)” (Meyer, 1995, p.115).

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Pedro Meyer, Crisis Emocional, Carretera en Texas, 1990-1993

Oficiante tecnológico

James Enyeart, fue la primera persona que Pedro Meyer vio usar una computadora personal, en ese entonces era director del Centro de Fotografía Creativa en Tucson, tal experiencia lo dejo con la boca abierta al imaginar todas las tareas que podría realizar con aquel aparato, relata el autor de Fotografío para recordar.

Por otra parte, Rogelio Villareal (1993) describe a Meyer, en su Crónica de la reconquista de la capital de Aztlán, como una persona con un gran interés por mantenerse al tanto de los avances tecnológicos y a su vez alienta a otros fotógrafos a utilizar las herramientas del mundo digital, como lo hizo con Joel-Peter Witkin.

Rodeado de monitores, computadoras y artefactos interconectados eternamente encendidos. Pedro parece un oficiante de la tecnología. Su taller de herramientas digitales se ha convertido en el centro de una polémica apasionante: con artistas e intelectuales de los cinco continentes ha entablado discusiones interminables –de viva voz, por fax, por internet- acerca de la revolución digital.”(Villareal, 1993, p.253).

Personas estrafalarias y permisivas

Las fotografías que construyen el libro Verdades y Ficciones. Un viaje de la fotografía documental a la digital se divide en dos partes. La primera se compone por las fotos que realizó Pedro Meyer durante su viaje por los Estados Unidos, el cual inició en 1987, estás imágenes lograron diferenciarse de la obra antecedente, Los Americanos, de Robert Frank, porque este trabajo omitió a la cultura latina, la cual también forma parte de la sociedad estadounidense.

Encontré que los Estados Unidos son una sociedad más abierta y permisiva que la mía, desprendida de cualquier herencia que promoviera tales valores. En el mundo en el que yo crecí, la percepción de lo que constituye un comportamiento “ridículo” es totalmente diferente de la que hay en los Estados Unidos. Las personas de Norteamérica a las que yo percibía como si estuvieran actuando, comportándose o vistiendo de manera estrafalaria, aparentemente no tenían tal percepción de sí mismas. Un sentido del pudor es casi un atributo negativo dentro de la cultura estadounidense.”(Meyer, 1994, pp. 110-111).

Otro factor que diferencia Verdades y Ficciones de Los Americanos es el uso de la tecnología digital que ayudó a producir fotografías novedosas, donde la versión en CD-ROM permitió al público interactuar de una manera diferente con las imágenes.

La segunda parte del libro es el resultado de las fotografías que Pedro Meyer realizó en la comunidad mixteca de Oaxaca, trabajo que en un principio iba a formar parte de un proyecto editorial para la revista National Geographic, pero que al final le sirvieron para crear imágenes digitales.

Sobre estas imágenes escribe Rogelio Villareal (1993):

Los sujetos y las situaciones parecieran rendir culto una vez más a la nación del mundo indio que lo adjetiva invariablemente como hierático y mágico por antonomasia: el impactante hallazgo estético, a mi modo de ver, disminuye ante la reiteración de un discurso que ensalza y mitifica una cultura a la que hemos visto siempre con mayor o menor condescendencia y admiración” (p. 254).

Verdades y Ficciones. Un viaje de la fotografía documental a la digital es un libro importante donde el autor invita a las nuevas generaciones de fotógrafos a usar los avances tecnológicos con la finalidad de producir imágenes interesantes que rompan estereotipos.

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Pedro Meyer, Transmisión en vivo, San Juan Mixtepec,  Oaxaca, 1990-1993

Referencias

Meyer, Pedro, (1995), Estudio Digital. En Verdades y ficciones: Un viaje de la fotografía a la digital, (pp. 113-123), Casa de las imágenes.

Sand, Michael, (1995), Expansión de la memoria: Una entrevista con Pedro Meyer. En Verdades y ficciones: Un viaje de la fotografía a la digital, (pp. 108-111), Casa de las imágenes.

Villareal, Rogelio, (2004), Crónica de la reconquista de la capital de Aztlán. En El dilema Bukowski, (pp.231-257), México, D.F., Ediciones sin nombre.

Villareal, Rogelio, (2004), La fotografía digital, el internet y el burdel de Manila –Conversación con Pedro Meyer. En El dilema Bukowski, (pp.351-361), México, D.F., Ediciones sin nombre.