Friday, 19 de April de 2024

Celosa… de mi hijo

Por Mafer G. Garnica / /

mafer interior

¡Miente la persona que diga que jamás ha sentido celos! todos en algún momento los sentimos por la razón que sea.

Pues bien, cuando era chica y veía cómo celaban las madres de mis compañeros a sus hijos, específicamente en la secundaria, pensaba ¡Eso JAMÁS me sucederá a mí!

Y bien dicen “no escupas al cielo”

¡Ay Fernanda! Pues estoy en esa etapa y seguro a más de una les ha sucedido o lo están viviendo. Resulta que al ir por mi hijo adolescente a la escuela comencé a percatarme que había un pequeño grupo de niñas que gritaban ¡Adiós! las primeras veces pensé ¡que educadas!, se despiden de todos, ¡Al fin regresan las buenas costumbres! Ja Ja Ja (ríase en tono lento y sarcástico). 

Mi sorpresa fue que al paso del tiempo, comenzaban a despedirse solo de él ¡Uuuuuuh! sentí como si un cubetazo de agua fría cayera sobre mí y pensé ¿Qué les pasa?, ¡Es mi niño! , pero me controle, respire y dije pronto pasara, no es nada.

Algunos días solo oía gritos de adolescentes como en concierto gritando su nombre y risitas, ¡Sí, de esas risitas que en algún momento hicimos al ver pasar al niño que nos gustaba! fue ahí cuando vi que era cosa seria. Decidí ser como leona y aceché a la presa. Y es que siempre lo espero en un lugar en específico, pero ese día avancé contra el viento y en sigilo llegando a una zona donde pudiera cazar a mi presa, de repente las puertas se abrieron y salió ese “grupito” se puso en el mismo lugar de siempre y comencé a sentir algo en el estómago —afortunadamente no era mi gastritis— sí era eso que no había sentido en mucho tiempo eran ¡Celos! y no sabía cómo lidiar con ellos de nuevo.

Antes de cualquier mal entendido y que me acusen de agredir a un menor, les comento que hice lo que cualquier madre coherente haría ¡Me serené! respire y conté como 10 veces hasta el 10, me reí de mí misma una y otra vez.

Mi hijo terminó confesándome voluntariamente que efectivamente, había un grupo de niñas que le hablan, lo saludan y se despiden de él, pero que por el momento no tiene interés en ninguna niña. El alma me volvió al cuerpo, aun así no bajo la guardia, ¡Las vigilo a lo lejos! ¡Lo vigilo de lejos y cerca!
CONTROLÉ MIS ACCIONES, pero los CELOS ahí están aplacados por temor a pasar la vergüenza de mi vida —no quiero ser #LadyCelos— y hacerle pasar un “OSOTE” a mi pobre criatura 

¡Madres de Puebla y el mundo! si sienten lo mismo que yo ríanse y ¡acuérdense de cuando eran jóvenes!

Finalmente todas y todos pasamos por esa etapa y en su momento nos sentimos incomprendidos.

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