En Puebla hay políticos corruptos y Leobardo Soto. Ojalá ya no diera de qué hablar este señor, prefiero quedarme sin tema de columna que seguir sufriendo dolores de estómago, gastritis y colitis cada vez que me cuentan nuevas anécdotas por no decir ocurrencias, tonterías o abusos de este señor.
Bien dicen que el encaje es bueno, pero no tan ancho, refrán que Leobardo o nunca ha escuchado o simplemente es tan cínico y ambicioso que no le importa lo que pudieran decir de él. Claro, cuando alguien es amante del dinero que le va a importar lo que digan y peor aún, si la gente sigue votando para perpetrarlo en el poder.
Pues ya sabemos que ha sido diputado local, federal, que extorsiona, que se llevó millones de pesos con la construcción de Audi, que le agradeció a Moreno Valle por todos los contratos que le dio e infinidad de corrupción que lo rodean.
Pero si eso no bastara, ahora el líder charro quiere o va a imponer a su hijo del mismo nombre como candidato del PRI a la alcaldía de Lara Grajales. Sí como lo leen, Leobardo Soto impondrá a Leobardo Soto como candidato a alcalde.
Y aunque muchos priistas del municipio se quejen, se pongan cómo perro boca arriba y se revuelquen del coraje, nada podrán hacer con todo y que sus argumentos son válidos.
Que si el muchachito no tiene ni idea de lo que es la política y menos de gobernar, que si Leobardo Soto ha operado para el morenovallismo, que si otra vez le darán espacios a pesar de sus abusos y corrupción, que si hay mejores perfiles.
Ojalá llegue el día en que los poblanos ya no sepamos nada de Leobardo Soto y su séquito, pero mientras eso pasa, seguirá con sus negocios, robando cuotas de poder y usando la tan trillada lucha obrera para seguir disfrutando del erario