Friday, 19 de April de 2024

Cuando mi hijo se convulsionó… ¡una lección de vida!

Por Mafer G. Garnica / /

interior cronicaface

Uno desgraciadamente no entiende lo frágil que es la vida o lo valioso que es atesorar cada momento hasta que, te toca enfrentarte a un mal momento.

Y sí queridos lectores, me tocó, hoy les escribo desde lo más profundo de mi corazón y les aseguro que mientras estas líneas se escriben trato de contener el llanto.

El domingo parecía ser un día normal, muy temprano el menor de mis hijos se despertó, como siempre con esa hermosa sonrisa que me regala cada mañana y con, ¡Vamos a jugar, pero antes cómprame un yogurth!

En media hora nuestras vidas cambiaron, mi hijo convulsionaba y yo desesperada trataba de darle respiración, su cuerpo pequeño se enfriaba, como pudimos subimos al auto y salimos al hospital. Ese coche era un caos, yo trataba de mantener a mi hijo estable, no reaccionaba.

Mi hijo mayor lloraba, mi pareja manejaba y daba instrucciones, de camino encontramos una patrulla y pedimos ayuda para que nos abrieran camino, íbamos al Hospital Puebla, pero por cercanía nos recomendaron el Hospital General del Sur, llegamos y solo recuerdo que comencé a pedir ayuda.

Ahí no había espacio, ni ambulancia ni mucho que pudieran hacer, por lapso de 1.5 hr, permanecimos ahí, y ahí volvió a convulsionar. Con una ambulancia particular lo llevamos al Puebla, ahí afortunadamente su pediatra lo estabilizó y reaccionó. Gracias a Dios (o en lo que ustedes crean) mi hijo está bien, de todo lo peor que imaginábamos, no pasó nada.

Todos esas horas de angustia pedía que la vida me diera la oportunidad de no volverme loca, con sus travesuras, sus gritos de juego, sus chistes, lo recordé en su último festival y pedía ¡Déjame verlo bailar otra vez! ¡Quiero oírlo decir mamá una vez más!, quería sentir su mano apretando la mía y ver sus ojos como cada mañana al despertar.

Pensaba en que mientras mi pareja y yo estábamos en el cubículo de urgencias, mi otro hijo lloraba solo y pasaba ese momento solo, rodeado de más gente que esperaba primero en el General y después ya acompañado por mi mamá y mi suegra esperaban que nos lo lleváramos al Puebla.

No sé cómo pagarle a Maurilio Vázquez Diego, jefe de turno del sector seis de la policía estatal, a Jorge Mariano Galván Carrillo y Nicolás Escalona Cordero, al único doctor del Hospital General que no se despegó de mi hijo el doctor Luis y a una señora que sin conocernos se acercó para orar por nosotros.

Nunca imaginé que en carne propia tendría que vivir y constatar eso que dicen, y que nunca tomamos en cuenta la vida sí es frágil y pende de un hilo, y hoy prefiero llegar al punto de volverme local de felicidad viendo cómo juega y no para, pero nunca más quiero tener que verlo tan indefenso, y que no estuviera en mis manos la manera de ayudarlo.

No pierdan el tiempo peleando por cosas sin sentido, no vale la pena, disfruten de cada minuto del día, valoren las sonrisas y momentos de felicidad, nunca se queden con un te quiero o te amo guardado.

Mi Twitter @mafergarnica