Imprimir esta página

Pablo Morales, el alcalde que les contó a los militares que era amigo de los huachicoleros

Por Viridiana Lozano / /

Guiapara interior viri

El 8 de marzo el gobierno de Puebla llevó a cabo la instalación del Comité de Planeación para el Desarrollo del Estado de Puebla (Copladep). Ya saben, el discurso de la secretaria de Educación, el del alcalde Luis Banck y el del gobernador, Tony Gali.

En cuanto terminó el evento, antes de que todos salieran corriendo,  por altavoz les pidieron a los alcaldes del Triángulo Rojo que se reunieran en una zona del Centro Expositor.

Así tal cual: “los alcaldes del Triángulo Rojo”.

Se buscaron entre la multitud con la mirada y acudieron al punto de reunión.  

Ahí estaban: David Huerta, Tepeaca; Antonio Aguilar Reyes, de Acajete;  Carlos Alejandro Valdés, de Acatzingo; Eduardo Barojas, de Esperanza;  Néstor Camarillo, de Quecholac; y claro, Pablo Morales Ugalde de Palmar de  Bravo.

Se los llevaron en camionetas del Ejército a la 25 Zona Militar a una reunión.

Ahí estuvieron comandantes y militares de inteligencia. Fue un encuentro “informal” en el que les dijeron que solo querían saber sobre cómo estaba el problema del huachicol.

Todos repitieron el mismo speach: que se trataba de un problema social, que la gente pobre ya había sido cooptada por el crimen organizado, que todos hablaban de los líderes pero que nadie los había visto, y que ellos se mantenían al margen porque no contaban con las fuerzas de seguridad para detenerlos.

Todo transcurría sin novedad y aburrido hasta que llegó el turno delo alcalde de Palmar de Bravo.

Pablo Morales había escuchado atento a sus compañeros, los veía interesado y hasta extrañado de que estuvieran “tan asustados” del huachicol.

Y entonces soltó:

— ¿Los huachicoleros?, son muy buenas personas, ellos se dedican a lo suyo y no molestan a los demás.

—¿Usted los conoce? —le preguntó uno de los militares, que tomaban nota de cada cosa que se decía en el encuentro.

— ¡Claro! Son mis amigos —afirmó muy seguro de que estaba haciendo lo correcto.

—¿Sus amigos? —dijo uno de los comandantes, mientras David Huerta le dio un codazo y se puso rojo y muy nervioso.

—Sí, son mis amigos y los amigos del pueblo, ellos les llevan cosas, hacen obras, ayudan. A mí lo único que me dijeron fue que no me metiera con ellos y eso hice, yo no me meto y ellos no hacen nada más — los militares se miraron entre ellos claramente sorprendidos.

Salieron todos del encuentro y de nuevo los subieron a una camioneta del Ejército para regresarlos al Centro Expositor.

Pablo iba sentado junto a David Huerta y antes de que el soldado que los conduciría se subiera al auto, le dijo muy preocupado “¡No andes diciendo eso, qué no ves que te van a detener!”

Pero Pablo Morales no vio nada de malo en lo que había acabado de decir y lo repitió: “No pasa nada, en serio, son mis amigos, son buenas personas y ayudan a los demás”.

Los militares que iban en los asientos de adelante se miraron entre ellos.

Los alcaldes sudador y fueron nerviosos hasta que los bajaron en el Centro Expositor, se subieron a sus camionetas y estuvieron a salvo.

Luego de la declaración de Miguel Ángel Osorio Chong sobre la investigación a los presidentes municipales, por supuestos nexos con los huachicoleros, se ve más cercana la detención de algunos de ellos.

Serán usados como el trofeo del gobierno en su lucha contra el “huachicol organizado”

Encerrados los alcaldes, se acaba el crimen ¿o no?

VER: #AlcaldesHuachicoleros: Nueve ediles de Puebla en la mira por nexos con el robo de hidrocarburo y crimen organizado

ANTERIORES