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Vázquez Mota esperó paciente cinco años para vengarse de Moreno Valle

Por Viridiana Lozano / /

Guiapara interior viri

Han pasado ya cinco años desde que Josefina Vázquez Mota sufrió en Puebla el bloqueo y el desprecio del entonces gobernador, Rafael Moreno Valle.

Primero en la elección interna del PAN para la elección del candidato a la Presidencia de la República, en la que el mandatario estatal operó con toda su estructura para que en la entidad Ernesto Cordero ganara la contienda.

Vázquez Mota perdió por la compra de votos y el acarreo de militantes para sufragar por Cordero.

Logró ganar la capital solo por el apoyo de Eduardo Rivera y Juan Carlos Mondragón, pero fue vapuleada al interior del estado.

Al final ganó el proceso en todo el país y se convirtió en la elegida para competir contra Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña Nieto.

Pensó que al fin el gobernador panista le daría su apoyo, pero fue peor.

Con el pretexto de no “ensuciar el proceso electoral”, Moreno Valle anunció públicamente que se abstendría de participar en los eventos de campaña de cualquiera de los candidatos.

Fue una decisión con dedicatoria a Vázquez Mota, pues así quedaría exculpado para no aparecer en ninguno de sus eventos en Puebla.

No solo eso, bloqueo la operación del Yunque para llenar las plazas públicas  a donde asistía la candidata.

La orilló a presentarse en sedes de poca monta, como el Country Club e hizo hasta lo imposible para que sus eventos en el interior del estado fueran un desastre.

Madero, quien entonces dirigía el PAN nacional, aún tenía fe en Moreno Valle y no intervino cuando Josefina llegó casi llorando a acusarse por el maltrato del poblano.

Hoy, cinco años después el momento de venganza de Vázquez Mota puede haber llegado.

Se lo ha topado de frente en el Estado de México en donde la poderosa es ella.

La elección interna del candidato a la gubernatura por el Estado de México ha dejado en evidencia la traición de Moreno Valle al PAN y su cercanía al PRI y a Peña Nieto.

Los panistas están —como diría él en su campaña en 2010— abriendo los ojos para darse cuenta si Rafael Moreno Valle es realmente fiel a la ideología y los intereses de su partido.

Todo por el férreo respaldo a Ulises Ramírez para que Alfredo del Mazo, el candidato del PRI y primo de Peña, gane la gubernatura en el Estado de México.

Rafael no tiene empacho en presumir su apoyo, ayer dijo que le prometió a Ulises impulsarlo como candidato y que así lo hará, hasta que el Tribunal dé su última esperanza.

Todo para quedar bien con Peña Nieto.

Parece un Déjà vu, porque en 2012 el bloqueo a Vázquez Mota la llevó al penoso tercer lugar en la elección presidencial, en Puebla, la operación morenovallista alcanzó al menos para que Peña Nieto quedara en segundo lugar. No pudieron tirar a López Obrador.

Hoy la operación tiene el mismo objetivo: ayudar a Peña.

Pero las circunstancias han cambiado y Moreno Valle está bajo la lupa nacional poniendo a prueba su lealtad al PAN.

Un ejemplo de que los panistas de la base están “abriendo los ojos”, fue lo que pasó el 26 de febrero en Coahuila, cuando Moreno Valle acompañó en eventos de campaña al candidato a la gubernatura, Guillermo Anaya Llamas.

Ahí jóvenes panistas que participaban en un foro le preguntaron directamente cómo era que criticaba el endeudamiento cuando él había dejado una deuda de 47 mil millones de pesos, mucho más que lo heredado por Moreira.

El exgobernador de Puebla dijo que no era así, que la Secretaría de Hacienda reportaba una reducción del endeudamiento.

Pero los jóvenes —nada ingenuos— replicaron que si entonces Mexicanos Primero estaban mintiendo, y Moreno Valle solo alcanzó a decir que la organización había confundido los Proyectos para la Prestación de Servicio, con deuda.

A ver cuánto le dura el discurso de panista impoluto y odiador del PRI. 

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