Friday, 19 de April de 2024

¿Quién llamó para interceder por “El Cachetes”?

Por Edmundo Velázquez / /

 

CUENTA HASTA DIEZ

La madrugada del 20 de agosto fue la más larga para Othón Muñoz Bravo.

La más larga de su vida.

Creyó que sería levantado por algún grupo contrario.

Pensó que se repetiría la historia de su hermano Rodrigo.

Que su cuerpo terminaría en alguna carretera perdida entre Puebla y Veracruz.

Hasta que el grupo de la Marina se identificó ya entrada la mañana.

Para muchos de sus amigos del morenovallismo, también fue una madrugada complicada.

Pero en especial para uno.

En cuando supo que “El Cachetes” se encontraba detenido tomó el teléfono.

El gobernador ni le contestó. Llevaban semanas sin hablar en privado.

Comenzó a sondear con otros miembros del gabinete, con otros amigos, cómplices.

“¿Qué sabes de Tony Muñoz?”, preguntó a varios.

La respuesta la tenía el petit comité del gabinete de seguridad.

Después vino el tuit del gobernador Tony Gali Fayad informando la detención de “un importante capo huachicolero”.

Las versiones de un lado y otro comenzaron a fluir. A mezclarse, a enredarse.

“No es Tony, es el Toñín”, se dijo a sí mismo para aliviar los nervios.

Hasta que otra amiga, otra cómplice, le advirtió que sí era su Tony. Su Tony Muñoz.

Entonces Lozano buscó persuadir. Intentó convencer. Quizá se trataba de un error.

–Nosotros no traemos nada. Es una detención de la Marina–le dijo un alto mando desde el gabinete de Seguridad cuando Lozano quiso meter su cuchara a favor de su amigo.

La frustración se le agolpó en la garganta.

Apretó la respiración y la escupió en un instante.

Fue entonces que vino la amenaza:

– ¡Pues no sabes con quién te metiste! No tienes ni idea de los callos tan gordos que pisaste–dijo el senador Javier Lozano Alarcón. Y colgó.

Las amenazas se le dan bien a Javier Lozano. Fueron en el tono idéntico que utilizó cuando amenazó a Sheng Li Ye Gon.

Pero acá no pudo decir: “Copelas o cuello…”.

¿Eso le iba a decir a la Marina Armada de México?

¿Eso le iba a decir al mismo gobernador Tony Gali que confirmó en Twitter la detención de un buscado capo huachicolero?

¿Sabía Lozano que esa casa de Lomas de Angelópolis que era cateada fue la misma en la que en varias ocasiones su amigo, “El Cachetes”, recibió maletas de dinero que llegaban en helicóptero?

¿Sabía Lozano que con ese dinero, proveniente de quién sabe dónde, su amigo financió campañas?

¿Qué tal dormirá el senador ahora que habla de congruencia y emprende batallas quijotescas contra la corrupción cuando él tuvo entre sus operadores más cercanos a un huachicolero? 

Está claro que la del 20 de agosto también fue la madrugada más larga para Javier Lozano.

Ni en los tiempos de Sheng Li Ye Gon se le vio tan inseguro.

Se acabaron sus tuits socarrones, su sonrisa cínica y torcida. Se acabaron sus efemérides, su aviso parroquial y su “No sean ordinarios” en Twitter.

Se le cayó su brazo financiero (y el de muchos otros).

Se le cayó la realidad alterna en la que vivía y en la que empujaba para negociar lo que fuera que le cayera ya que no obtendría la candidatura del PAN a la gubernatura.

La realidad le regaló un par de imágenes que le recuerdan dónde estuvo, con quién se sentó, qué recibió y hasta qué comió en “El Cristo”, en “Haras del Bosque” y en “El Secreto”.

El apoyo económico para su incipiente carrera a la gubernatura de Puebla se le desinfló.

Aunque siendo honestos su proyecto político estuvo desinflado desde un inicio.

Nació más muerto que su programa de televisión en Puebla TV del que ya nadie se acuerda. 

La poca credibilidad que tenía Lozano se fue en una Cadillac Escalade.

Quizá también devolvió la poca credibilidad porque la tenía en comodato con su amo, Moreno Valle.

El interés secreto de Javier Lozano Alarcón para apoyar a “El Cachetes” esa mañana del 20 de junio duró muy poco.

Después de la amenaza vía telefónica vino el deslinde.

Luego la mentira y su versión muy parcial de la realidad.

Por último buscó querer hacerse el gracioso con el tema en la radio.

Pero ese tema es todo, menos un chiste.

Detrás del escándalo Lozano-Cachetes hay un tema de fondo más allá de quién aparece en qué foto, en qué residencia, en qué fiesta.

El tema central es hasta dónde infiltró el huachicol las campañas políticas de 2010 y 2012 en Puebla.

¿Y cómo infiltrará las próximas elecciones del 2018?

Por lo pronto el gobernador Tony Gali Fayad ya se sacudió al doberman del morenovallismo.

Y “El Cachetes” duerme en Tepexi de Rodríguez.

Quizá hasta más tranquilo que Lozano.

***

Después de unas horas de haber publicado la columna, Javier Lozano Alarcón mandó una “carta aclaratoria” en la que no brinda argumentos sobre por qué la información es falsa ni desmiente lo comentado. En su texto, el senador solamente descalifica a este medio de comunicación.

Esta es la carta enviada por Lozano:

Puebla, Pue a 7 de septiembre de 2017

Viridiana Lozano Ortíz

Directora del portal periodicocentral.mx

P R E S E N T E

Con relación a la información falsa, dolosa, calumniosa y difamatoria publicada este día 7 de septiembre del año en curso firmada por el reportero Edmundo Velázquez, en la que se hace referencia a mi presunta intervención en la detención de una persona el pasado 20 de agosto, comento lo siguiente:

Es lamentable la falta de ética y rigor periodístico en que incurre el medio de comunicación que Usted dirige al crear historias sin sustento alguno.

Por lo anterior, en ejercicio de mis derechos consagrados en la Ley Reglamentaria del artículo 6º, párrafo primero, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de Derecho de Réplica, solicito la publicación inmediata de esta rectificación en el mismo espacio y formato que se destinó a la nota que dio origen a la misma.

A T E N T A M E N T E

Javier Lozano Alarcón

Senador de la República

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