Friday, 19 de April de 2024

Golpes en el corazón

Por Yonadab Cabrera / /

yonachinguen ident

Nunca había recibido tantos golpes en mi vida.

Nunca había sido tan amedrentado como ahora.

No sé si es producto de una venganza.

Tal vez es don Pepe quien me odia porque lo castigaron.

VER: Yona manos de estómago

O Mary por confundirla con otra.

VER: Penas que matan

Si es mi nuevo cuerpo fitness que causa envidia.

Tal vez mi hermosa cabello castaño.

Mi cintura de avispa.

Mis piernas de futbolista profesional.

Pero algo está pasando que en menos de una semana he sido golpeado brutalmente en dos ocasiones en mi nuevo gym.

La primera vez

El martes pasado en mi súper gym Nelson Vargas, estaba mi “nueva favorita” Mary —esposa de mi amigo Chino— estábamos de extremo a extremo, yo en una caminadora y ella en el airtonner, quedamos frente a frente a unos cuantos metros de distancia.

Ella me sonrió amablemente y decidí corresponder a su saludo, bajándome de la caminadora para ir a saludarla. Cuando llegué por alguna extraña razón caminé por atrás del airtonner y entonces pasó, me dio un santo madrazo justo en la espinilla.

Se me salieron mis lagrimitas, me puse rojo, verde, morado; quise gritar, sobarme, correr de un lado a otro agitando mis manos, pero guardé la calma, respiré onda y profundamente y fingí que nada pasó.

Mary: Perdóname nuevo gran amigo, te ofrezco una disculpa, no fue a propósito.

Yona: No te preocupes, no pasó nada, ni me dolió, apenas fue un rozón.

Le dije haciendo una cara de dolor y tratando de aguantar el llano.

Mary: Ay qué pena.

Yona: Espero que no haya sido por venganza amiguita. Jajajajajajajaja

Y me alejé corriendo, ya que estaba muy lejos de su vista, me revisé y tenía un moretón horrible, me dolía un chingo la espinilla y como perrito lamiendo sus heridas, me empecé a sobar.

Aún tengo el moretón y me sigue doliendo, pensé que me había fracturado la tibia.

La segunda vez

Estaba muy contento porque había llegado desde tempranas horas al gym, y aunque el día era nublado, triste y briznaba, para mí el sol brillaba, había arcoíris por doquier acompañados de unicornios y sirenas. En el gimnasio me sentía reina de la Primavera, saludaba a todos con tanto cariño y entusiasmo, ya saben “corto, corto, laaaaargo” y sonreía coquetamente.

Todo iba bien, hasta que se atravesó ese venerable anciano, un vejete de la tercera edad. Yo no entiendo quién puta madre lleva su raqueta de tenis y su mochilota de tenis al área para hacer pesas, sólo un maldito insensible que no piensa que puede ocasionar un accidente.

Esto fue más o menos así:

Yo bajaba de las escaleras del gym para dirigirme al área de aparatos y pesas. El venerable anciano platicaba con su esposa en la zona donde se encuentran las escaladoras. Su mochilota de tenis le nublaba la vista, yo seguía caminando lleno de júbilo para iniciar mi rutina, pero de pronto, justo cuando pasé a un lado del señor de la tercera edad, levantó enérgicamente su raqueta con su mano derecha y me pegó primero en la barbilla y luego en la cara.

El golpe fue tan seco que me tanteó, vi pajaritos, estrellitas y casi me desmayo, el señor sólo volteó hizo cara de desagrado y dijo “perdona”. Pensé enloquecer, pasó por mi mente arrebatarle el arma blanca y darle de raquetazos para que sintiera lo que yo sentí, pero no lo hice por dos razones: una porque estaba muy aturdido y dos porque seguramente me correrían por agredir a una persona de la tercera edad.

Entonces no me quedó más remedio que regresar a los vestidores y ponerme a llorar mientras me sobaba.

Moraleja: Aquí no hay moraleja, sólo tengan cuidado para que nadie los golpee.

¡Claro!, chinguen al guapo.