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Caso Ayotzinapa ¿destinado a ser el "68" de esta generación?

Por Daniel Fajardo Patrón / /

(Haciendo un paréntesis de Trump)

Un aniversario más sin que exista una respuesta sobre los 43 desaparecidos de Ayotzinapa ¿destinados a ser el "68" de esta nueva generación?, en algún momento llegué a escribir acerca de la posibilidad de que este caso, conforme pasara el tiempo y tópicos que en el presente tuvieran mayor relevancia para los mexicanos, lograrían que la opinión pública sobre este asunto se debilitara, la guerra sería permanente pero más privada, sin la fuerza de la opinión pública el asunto se convierte como muchos otros que ocurren en nuestro país, en un simple caso sin resolver, y aun con mayor gravedad, en un elemento cultural.

Eso es en la actualidad el 2 de octubre del "68" para las nuevas generaciones, un evento que simboliza la represión, hoy a los millennials no les interesa saber ¿quién fue el autor intelectual del crimen? Simplemente nos conformamos con el hecho y lo que simboliza en nuestra cultura, ¿será el destino de los 43?, ¿convertirse en el nuevo símbolo de la represión del gobierno? ¿Llegará el tiempo a desplazar el interés por el paradero de los estudiantes y la autoría del crimen? ¿Simplemente nos conformaremos con tipificar este evento como un nuevo símbolo cultural?

Seguimos esperando la respuesta sobre el culpable y el paradero de los 43 ¿Igual que EPN?

Meditaba en su momento sobre un vo bo de confianza a Peña Nieto, a final de cuentas, un pequeño crimen (como así lo vieron sus autores intelectuales en su momento debido a la cantidad de desapariciones similares que ocurren a diario en nuestro país sin que sean investigadas), que tuvo la mala fortuna de caer en el ojo de la opinión pública, el asunto convierte a una pequeña alcaldía en el centro de una investigación donde todos simplemente se echan la bolita al momento que las autoridades federales intervienen para resolver el caso, los culpables se pierden dentro de una enorme burocracia de mandos y órdenes simplemente ejecutadas, donde al final es más fácil culpar en la investigación a la máxima autoridad de la región y entregarla a la opinión pública que echarse la responsabilidad de tratar de descifrar un misterio y hacer el ridículo por no lograrlo.

La noticia sorprendió al grado de que quizás, ni el mismo Presidente de la República, conozca lo que realmente sucedió, "quizás". 

En su momento escribí que la mejor estrategia del ejecutivo sería simplemente esperar hasta que sucesos más relevantes por su proximidad desplazaran el interés en el tema y otros asuntos ocuparan la atención de los mexicanos, talvez el plan era que la casualidad destapara un escándalo político que se vinculara a la corrupción (de esos que "prenden" a la gente) o un tópico de la selección nacional de fútbol en riesgo de no calificar al mundial. 

Ayotzinapa y qué más...

La casualidad llegó como una bola de nieve que poco a poco aumentó su velocidad y tamaño, la selección nacional no fue noticia, al parecer ellos llegarán al mundial pero los casos de corrupción de gobernadores se volvieron asuntos de carácter internacional, el tema Duarte ahora está en manos de Interpol quien colabora en su búsqueda fuera del país, la anarquía que algunas regiones han experimentado como erróneas manifestaciones de repudio en contra del gasolinazo llenan de miedo a nuestra sociedad, juntos vimos con horror el primer caso donde un alumno dispara a sus compañeros de escuela y por si fuera poco, la llegada de Trump al poder y el inicio de una ofensiva en contra de nuestro país.

Es difícil darle en estos momentos un lugar al caso Ayotzinapa pero tampoco se trata de olvidar o atender el asunto más inmediato, lo más grave es nuestra falta de visión global de lo que ocurre en nuestro país y solamente mirar el problema más próximo, el caso Ayotzinapa sigue y más vivo que nunca, conforme pasa el tiempo se acumula la factura de ineficiencia de las autoridades por no resolver este asunto, pero además de ello, es más grave mirar como una gran cantidad de temas como los que suceden son la evidencia de un proceso acelerado de descomposición social que está viviendo el país que cada día se hunde entre la corrupción y la impunidad.

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