Thursday, 25 de April de 2024

Nacional

Greenpeace advierte sobre riesgos por ríos tóxicos

- Foto: Especial

Los altos niveles de contaminación están matando los principales ríos que existen en el país. La organización Greenpeace advierte sobre la toxicidad que registran los afluentes y los riesgos que hay para la población

Por J. Jesús Lemus / Reporte Indigo / /

Una tercera parte de los mantos acuíferos que existen en el país presentan altos niveles de contaminación.

De los 653 que existen en México, 208 se encuentran fuertemente contaminados y al menos siete de los principales ríos se han convertido en afluentes sucios por la carga de residuos sólidos que reciben.

La Comisión Nacional del Agua (CNA), en su informe Estadísticas del Agua México 2013, revela que el impacto social de la contaminación de los mantos acuíferos afecta a por lo menos 24 millones de mexicanos, que acceden a esa agua sucia.

De acuerdo a la organización no gubernamental Greenpeace los ríos más contaminados de México son el Atoyac, que cruza por los estados de Puebla, Oaxaca y Tlaxcala, así como el Lerma-Santiago, que baña parte del Estado de México, Michoacán, Guanajuato, Jalisco y Nayarit, donde la suspensión de residuos sólidos industriales es un factor de muerte.

Elementos químicos pesados como arsénico, plomo, mercurio, níquel, cromo y cadmio, se encuentran en altas concentraciones en ríos como El Turbio en Guanajuato, el Balsas en Guerrero y el Santiago en Jalisco, así como en los lagos de Cuitzeo en Michoacán y Chapala en Jalisco, donde también se han registrado altas concentraciones de cianuro, tolueno y benceno.

El problema de la contaminación de las cuencas hídricas en México, de acuerdo a Greenpeace, “es un problema generalizado”. Para esa organización defensora del medio ambiente, el 70 por ciento de los ríos, lagos y lagunas del país, registran niveles de contaminación ubicados en el rango de la toxicidad.

El ranking de los tres sitios hídricos más contaminados de México, que Greenpeace ha dado en llamar “ToxicTour”, los ubica en el Parque El Sabinal de Aguascalientes, afluente del río San Pedro; en el Río Santiago en Jalisco y en el Río Coatzacoalcos en Veracruz.

Son lugares que considerados como atractivo turístico.

Greenpeace, desde su página oficial, se mofa de los tres “sitios turísticos” catalogados así por autoridades locales.

“Las aguas químicas del río San Pedro, es ideal para un paseo en familia. Maravillas recónditas y tóxicas en el Río Santiago. Los permanentes derrames de crudo en el Río Coatzacoalcos crean condiciones ideales para practicar snorkel y buceo”, dice la organización en su página de internet. El problema de la contaminación de los mantos acuíferos es reconocido entre líneas por el propio Gobierno federal. En el Programa Nacional Hídrico 2013-2018, se establece que “35 millones de mexicanos se encuentran en situación de poca disponibilidad de agua en términos de cantidad y calidad”.

Y es que a causa de la contaminación de ríos, lagos y lagunas, en México la disponibilidad de agua per cápita ha disminuido notablemente en los últimos 60 años. Hacia 1950 cada mexicano podía tener acceso a un promedio de 18 mil 035 metros cúbicos de agua por año. En el 2013 la cifra se redujo drásticamente a solo 2 mil 982 metros cúbicos de agua por año por persona.

Sumado a la contaminación, la falta de disponibilidad de agua para cada mexicano se atribuye a que cada vez más los recursos hídricos del país se están destinando al mantenimiento de la industria y el desarrollo agrícola, agravándose –en consecuencia- el problema del acceso al agua en dos tercios del territorio nacional, donde ocurre el mayor desarrollo económico.

Profepa a discreción

El problema identificado por la autoridad federal en materia de suministro de agua radica en tres ejes, uno de ellos la contaminación de recursos hídricos

El Programa Nacional Hídrico 2013-2018 reconoce la inequidad en la distribución del agua: el 77 por ciento se destina para uso de riego agrícola; el 9 por ciento para industrias autoabastecidas y termoeléctricas, en tanto que el 14 por ciento es destinado al uso público, donde el consumo humano registra la principal carencia.

El problema identificado por la autoridad federal en materia de suministro de agua radica en tres ejes fundamentales: sobreexplotación, sobre-concesión y contaminación de los recursos hídricos. En este último renglón se reconoce que “prevalece un incremento de obras que invaden zonas y cauces federales que generan riesgos a la sociedad”.

En México –reconoce el Programa Nacional Hídrico 2013-2018- el 69 por ciento del escurrimiento natural de que dispone el país, se concentra en las cuencas de los ríos Balsas, Santiago, Verde, Ometepec, Fuerte, Grijalva-Usumacinta, Papaloapan, Coatzacoalcos, Pánuco, Tecolutla, Bravo y Tonalá. 

Y es precisamente en esas cuencas en donde se registra el mayor número de sitios hídricos con niveles de contaminación que se consideran graves. Las principales fuentes contaminantes se ubican en las industrias que se encuentran asentadas en torno a las cuencas, en donde la política de revisión de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) sobre las descargas tóxicas, ha sido discrecional.

Prueba de lo anterior es la recomendación de desempeño número 14-0-16E00-07-0132-07-013 que hizo la Auditoría Superior de la Federación (ASF) a la Profepa, en donde le reclama que revise “las causas por las que no hubo coordinación a nivel central en el registro y generación de información de las solicitudes de Manifestación de Impacto Ambiental en materia de inspección industrial hechas a la Semarnat por parte de las delegaciones en las 32 Entidades Federativas”.

Otras recomendaciones de desempeño hechas por la ASF a la Profepa, en la glosa del informe del presupuesto federal 2014, van en el sentido de “realizar acciones en materia de inspección y vigilancia industrial”, para que implemente las acciones necesarias, a fin de que se establezcan objetivos y metas para realizar la inspección del cumplimiento de la normativa ambiental.

Reporte Indigo

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